JESÚS SE ENCUENTRA CON UN ALTO FUNCIONARIO PÚBLICO

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JESUS SE ENCUENTRA CON UN ALTO FUNCIONARIO PÚBLICO.

Lucas 19:1-10.

 

   INTRODUCCIÓN: Tengo el privilegio de iniciar con la primera predicación de una serie de 15 predicaciones titulada: JESÚS SE ENCUENTRA CON DIVERSAS PERSONAS. Todas las predicaciones dominicales de este mes de abril, incluyendo las de la semana mayor estarán regidas bajo la misma serie. El que corresponde a este momento, fue titulado: JESÚS SE ENCUENTRA CON UN ALTO FUNCIONARIO PÚBLICO, específicamente con Zaqueo, de quien hemos leído en el evangelio según San Lucas, sin embargo, más que de Zaqueo, finalmente el personaje central de la predicación será Jesús. No tengo el objetivo de dirigirme solo y específicamente a los que trabajan como funcionarios públicos, sino a todos los presentes sin importar su profesión u oficio.

   ¿Cómo le iba a Zaqueo en la pequeña ciudad de Jericó de los tiempos de Jesús? Dos descripciones acerca de él son muy claras para entender que le estaba yendo bien en casi todos los aspectos que él se había propuesto. Por ejemplo, se nos dice “que era jefe de los publícanos, y rico” (v. 2). Ser jefe no siempre es lo primero que se alcanza cuando uno inicia una carrera profesional que ofrece opciones de escalar puestos superiores. A menudo es la recompensa de rendimiento, de experiencia, de años de servicio, etc.…, lo cual Zaqueo había conquistado en su carrera. Ser rico tampoco es un beneficio que se obtiene de la noche a la mañana de manera automática, sino que requiere de tiempo, de visión, de trabajo, lo cual Zaqueo también había conquistado. Por dinero, no tenía que preocuparse. A todas luces se le puede identificar que según sus intereses personales era una persona exitosa que estaba en el lugar y posición que él mismo se había trazado. Pero cuando Jesús, probablemente el mismo día de su entrada triunfal, pasa por la ciudad de Jericó, al encontrarse a Zaqueo encaramado en las ramas del sicómoro, y al visitarle en su casa, y habiendo platicado con él, este hombre exitoso en su función pública como jefe de publicanos cobradores de impuestos, tuvo la experiencia de resolver diversos problemas espirituales que nunca había resuelto en su vida; lo cual puede ser el caso de alguno de los que hoy estamos aquí presentes.

   La enseñanza principal que se desprende de este encuentro entre Jesús y Zaqueo, es que: Toda persona debe resolver por medio de Jesús sus problemas espirituales, aun si en su vida profesional está siendo una persona exitosa. / ¿Que problemas espirituales debe resolver toda persona, aun si en su vida profesional está siendo una persona exitosa? / La historia de Zaqueo nos presenta algunos de los problemas espirituales que toda persona debe resolver, aun si en su vida profesional está siendo una persona exitosa.

 

   El primer problema espiritual que toda persona debe resolver, aun si en su vida profesional está siendo una persona exitosa, es:

I.- SU CONDICIÓN DE PECADOR.

Desde que Jesús vio a Zaqueo en aquel sicómoro, le dijo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” (v. 5b). Zaqueo por su parte “…descendió aprisa, y le recibió gozoso” (v. 6). Dentro de todas las descripciones que encontramos acerca de Zaqueo en el texto evangélico de su historia, llama mucho la atención la crítica que la gente comenzó a hacer cuando se dieron cuenta que Jesús había decidido entrar y quedarse un buen rato en la casa de Zaqueo. La mala critica más bien era para Jesús, pero describe una realidad innegable en Zaqueo, lo cual también es la realidad de todo ser humano. San Lucas describe la mala crítica de la gente diciendo que: “Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador” (v. 7). Por supuesto que era “un hombre pecador”, a quien Jesús oportunamente tuvo a bien compartirle sus buenas noticias. Zaqueo era un pecador por naturaleza, y pecador por decisión propia de realizar un trabajo que traicionaba los intereses de la nación y de los ciudadanos a quienes debería estar sirviendo en vez de explotarlos. El Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, explica que: Los judíos que se prestaban para este trabajo tenían que alternar mucho con los gentiles y, lo que era peor, con los conquistadores; por eso se les tenía por inmundos ceremonialmente (cf. Mat 18.17).  Estaban excomulgados de las sinagogas y excluidos del trato normal con sus compatriotas; como consecuencia, se veían obligados a buscar la compañía de personas de vida depravada, “los pecadores”[1]; y Zaqueo no solo era publicano, sino jefe de ellos, por lo que era como alguien peor que un simple publicano, pues él era quien encabezaba a todos aquellos pecadores que necesitan una total restauración para salir de su problema. Zaqueo, necesitaba una solución a su problema que solamente podría encontrar en el evangelio de Jesús. Sus éxitos profesionales, y sus riquezas no le disminuían ni un poco su condición de pecador.

Mientras Jesús estuvo en casa de Zaqueo, San Lucas ni siquiera nos dice que se haya servido alguna comida, por lo que muy probablemente tuvieron una plática que no se si breve o larga, pero Zaqueo se convenció de las enseñanzas de Jesús. Estoy seguro de que el mismo tema que Jesús platicó con un joven rico poco antes de que él entre a Jericó, fue el mismo tema que Jesús platicó con Zaqueo. Aquel joven rico no estuvo de acuerdo con Jesús, por lo que se puso triste y se alejó de Jesús sin querer platicar más con él, pero el resultado también es seguro que ni tuvo la vida eterna que él quiso saber cómo obtenerla. Pero en el caso de Zaqueo, aceptó las enseñanzas de Jesús, quien luego de observar los cambios inmediatos que estaban ocurriendo en Zaqueo, explicó a los presentes que: “Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham” (v. 9). De hombre pecador sentenciado por la ley de Dios a la condenación, no aceptado por los reglamentos locales de las sinagogas, ahora tras aceptar el evangelio de Jesús había pasado a ser un pecador favorecido con la salvación por la gracia de Dios. Fue necesario que Zaqueo haya tomado la decisión de resolver su problema de pecado que le condenaba no solo ante la religión judía, y ante la sociedad, sino también ante Dios.

Amados oyentes, aunque quien acepta ser discípulo de Jesús tampoco deja por ello de ser pecador, porque la naturaleza pecaminosa una vez adquirida nos acompañará hasta la muerte, sin embargo, cuando uno acepta el evangelio de la gracia de Dios enseñado por Jesucristo, uno pasa de ser un pecador condenado para toda la eternidad, a un pecador salvado por la gracia de Dios también para toda la eternidad. Aproveche usted solucionar en Jesús su problema de pecador condenado, pues a cambio usted tendrá como Zaqueo, salvación eterna.

 

   El segundo problema espiritual que toda persona debe resolver, aun si en su vida profesional está siendo una persona exitosa, es:

II.- SU MOTIVACIÓN PARA SERVIR.

El mismo Nuevo Diccionario ilustrado de la Biblia explica que los jefes de los publicanos solían nombrarse entre los caballeros de la sociedad romana, y para el nombramiento el estado vendía a subasta el derecho oficial”[2]. Desde el momento que un publicano pasa a ser jefe de publicanos, o cuando alguien directamente asume tal función, es porque de entrada ha tenido el dinero suficiente para comprar el derecho oficial, ofreciendo más dinero al emperador que otros candidatos a ocupar dicha función. Se puede observar que Zaqueo ni siquiera era caballero romano, sino un israelita a quien Jesús mismo describe como “hijo de Abraham” (v. 9), pero, aunque chaparrito, fue influyente con y por su dinero, ya que siendo judío pudo comprar en subasta el derecho oficial de ser “jefe de publicanos” que solo le correspondía a un caballero romano. Así que imagínese usted cuál sería el objetivo de un jefe de publicanos después de asumir el cargo. Según el mencionado diccionario, el jefe de los publicanos, …quedaba obligado a entregar al gobierno de Roma una cantidad estipulada, pero el sistema se prestaba a abusos; el publicano podía obtener más de lo acordado y embolsarse el saldo. Naturalmente, los jefes necesitaban subordinados para poder dividir su región en distritos más pequeños, y a su vez estos subordinados buscaban empleados para la tarea ingrata de sacar el dinero directamente de los súbditos”[3]. Por esto es que una de las primeras descripciones que San Lucas presenta acerca de Zaqueo después de decir que era “jefe”, es que era un hombre “rico” (v. 2).

Su motivación para servir era solamente porque le interesaba más el dinero que a él le beneficiaba; pero cuando escuchó a Jesús quien seguramente le dijo lo mismo que le dijo al joven rico “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme” (Lucas 18:22); “Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor; He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Lucas 19:8). Todo cambió en Zaqueo, de su afán de ser rico, a su decisión firme de ser generoso para servir en nombre de Dios “a los pobres” y a todas las personas que habían sido víctimas de su oficio que realizaba con abuso, y traición. La ley de Dios establece que si alguien había defraudado a otra persona, y fuese sorprendido con el hurto en la mano, cuando el defraudador haga la restitución tenía que hacerlo con una cantidad generalmente el doble del valor de lo hurtado (cf. Éxodo 22:4,7,9); en otros casos había la necesidad de devolver hasta cuatro o hasta cinco veces el valor de lo hurtado o defraudado (cf. Éxodo 22:1); pero cuando Zaqueo entiende y cree a Jesús, acepta dar no solo un cinco, ni diez, ni veinte por ciento de su dinero, sino hasta el cincuenta por ciento, la mitad de sus bienes para beneficio de los pobres; además se compromete a devolver hasta cuatro veces a quien le reclamara que le había robado durante el pago de sus impuestos. Toda esta espontánea generosidad evidencia que el evangelio de Jesús estaba transformando la vida de este hombre. A partir de ese momento, la motivación de su vida ya deja de ser el dinero y las riquezas al costo de traición. Ahora su afán comenzaba a ser el servir verdaderamente a su prójimo, y entregar todo por Jesús.

   Amados oyentes, algunas personas son como Zaqueo porque sirven o fingen servir, primero y solamente porque les trae un beneficio personal. Zaqueo por mucho tiempo trabajó con la mentalidad de beneficiarse cada vez más con más dinero de manera injusta, pero la lección para nosotros es que quien es cristiano o quien quiere ser cristiano debe cambiar su mentalidad egoísta a una mentalidad de servicio al prójimo. Hermanos, antes que sacar beneficio de cualquier cosa que hagamos, primero seamos serviciales en nombre de Cristo, aunque eso signifique tener que dar de nosotros mismos.

 

   El tercer problema espiritual que toda persona debe resolver, aun si en su vida profesional está siendo una persona exitosa, es:

III.- SU DECISIÓN POR CRISTO.

Zaqueo, era una persona que por sus malas decisiones de trabajo era despreciado no solamente por la sociedad, sino también le era negado acercarse y participar en templo y en las sinagogas locales y hasta Jesús estaba de acuerdo por ser la aplicación de una ley de Dios (cf. Mateo 18:17).  Además, la gente le llamaba pecador con el sentido más vil posible. Su aparente curiosidad de subirse al sicómoro para ver pasar a Jesús no era otra cosa que una manifestación de que Jesús estaba actuando en él con poder divino para que este hombre pequeño de estatura deseara no solo mirarle pasar, sino que en el fondo de su corazón tuviera el deseo de saber cómo Jesús mismo podía relacionarle con Dios. En su casa, este hombre no se perdió la oportunidad de decidir hacerse discípulo de Cristo, porque se dio cuenta que el poder y la riqueza de los romanos no podía darle ni comunión con Dios, ni salvación eterna. Por naturaleza, nadie ni por nacimiento ni por educación religiosa o cristiana, se puede interesar por sí solo en ser discípulo de Jesús, pues Jesús, en la ocasión cuando dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”; también afirmó muy claramente que: “nadie viene al Padre, sino por mí”. Jesús trabajó en el corazón de Zaqueo desde antes de llegar a Jericó, desde antes de verle en el sicómoro, y antes de visitarle en su casa. Amados oyentes, Jesús hace lo mismo por nosotros hoy. En cada circunstancia está poniendo a nuestro alcance el poder de su Hijo Jesucristo para guiarnos a Él. Este día, en este culto, por este mensaje, por la ministración de los sacramentos, estamos siendo invitados de manera audible, visible, y sensible, a tomar la decisión de ser discípulos fieles de Jesús. Es necesario para nuestro propio bien espiritual y eterno, que decidamos dar la espalda a cualquier manera de pensar que no nos acerca a Dios, lo que entonces hace necesario que decidamos por Jesucristo. Hoy mismo, nadie se quede sin decidir seguir a Jesucristo.

Cuando Zaqueo dijo que daría hasta la mitad de sus bienes a los pobres, y que devolvería cuadruplicado a quienes habría defraudado; Jesús, inmediatamente afirmó que: “Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham” (v. 9); pero es no significa que Zaqueo estaría ganando la salvación por medio de su generosidad. La salvación es solamente por la gracia de Dios, no por hacer algo que acumule méritos a favor de alguien. Usted tiene que decidir por Jesucristo, y no por la religión, ni siquiera por el presbiterianismo, porque el único que salva es Jesucristo, tal como lo confirmara el apóstol Pablo al carcelero de Filipos a quien dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).

Comparando la historia del joven rico que conversó con Jesús minutos antes de que Jesús llegara a Jericó, con la historia de Zaqueo, nos damos cuenta de que el joven rico al escuchar las enseñanzas de Jesús, según Mateo: “Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. / Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (Mateo 19:22,23). Pero en el caso de Zaqueo no fue así, sino que obedeció inmediatamente a Jesús. Como evidencia de que prefirió la vida eterna y la salvación, se deshizo de la mitad de sus bienes, porque entendió que: “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15). Eso es decidir por Cristo. ¿Usted ya ha decidido seguir a Cristo?

Verdaderamente Zaqueo estaba tomando una decisión bien pensada por Cristo, pues el dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver cuadruplicado a quienes le reclamaran que les había defraudado, sería un debilitamiento de su habilidad de sacar dinero a la gente para servir a los ricos y poderosos gobernantes romanos. Es probable que eso le haya traído repercusiones, pues no convenía a los intereses de sus superiores mantener en el trabajo a una persona cuya pasión ya no sería conseguir dinero a manos llenas; por lo que decidir por Jesucristo, significó para Zaqueo estar dispuesto a perder trabajo, poder, dinero, fama, etc.… prefiriendo a Jesucristo antes que todas estas cosas.

 

   CONCLUSIÓN: Recuerde que los éxitos que usted ha tenido o que está teniendo ahora mismo; que sus logros académicos, sus proyectos de trabajo, y/o su prosperidad económica, etc.… no lo es todo en la vida. Su condición de pecador hace necesario que usted adquiera mediante la fe en Jesucristo, la salvación eterna, pues de lo contrario usted sin Jesús estaría en peligro de condenación eterna. Sus motivos cuando usted toma decisiones, cuando hace tratos de amistad o de trabajo con otras personas, si no son de servicio sino solo de interés personal, usted necesita urgentemente a Jesucristo, pues solo él corrige y establece en cada persona las motivaciones correctas. Su incapacidad de acercarse a Dios tiene solución solamente por medio de Jesucristo. Usted necesita decidir que él le relacione con Dios.

 

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[1] Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia.

[2] Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia.

[3] Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia.

diegoteh

diegoteh.org

El Pbro. Diego Teh Reyes, es Licenciado en Teología y Servicio Social; Maestro en Estudios Teológicos; y Doctorante en Ministerio; y actualmente es Ministro de la Palabra y los Sacramentos como pastor adjunto de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, enfocado en la atención pastoral de diversas congregaciones.

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