COMPRUEBA LA GRACIA DE JESÚS

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COMPRUEBA LA GRACIA DE JESÚS

Proverbios 3:1-4;

Juan 1:14-16.

 

   INTRODUCCIÓN: En el versículo 14 de nuestra lectura del evangelio según San Juan, además del tema acerca de la gloria que fue vista en Jesús (su gloria, pero gloria también del Padre), podemos observar que después del paréntesis del texto, hay una frase con la que el apóstol Juan describe a Jesús diciendo de él que está: “lleno de gracia y de verdad”. La frase escrita por el apóstol Juan menciona dos cualidades divinas que Jesús posee, y que de tales cualidades no se encuentra a medias, sino que Juan enfatiza que Jesús está “lleno” de ellas.  Juan mismo que fue testigo presencial de muchísimas manifestaciones de Jesús, nos narra que esta llenura que fue notoria en Jesús, fueron acerca de su “gracia”, y de su “verdad”.  Pero, en la predicación de este momento, solamente voy a abordar la primera de estas cualidades divinas y plenas en la persona de Jesús, es decir, de su “gracia”, del cual dice nuestro texto que Jesús está “lleno de gracia”.  Dejaré para otra predicación la cualidad de Jesús que indica que él también está “lleno… de verdad”.  ¿Qué es lo que el apóstol Juan quiso decir al describir a Jesús “lleno de gracia”?  Es importante que cada uno de nosotros descubramos en qué consiste esta gracia de la que Jesús estaba “lleno”.  Que este mensaje sirva para que usted desee conocer y comprobar en usted mismo, la realidad y poder de la gracia de Jesús.

   En este momento, lo que voy a predicarles, basado en este conjunto de versículos 14 al 16 de Juan 1, es que: La llenura de gracia de Jesús es una manifestación divina necesaria por diversas RAZONES. / ¿Cuáles son las diversas RAZONES que hicieron necesaria la manifestación divina de la llenura de gracia de Jesús? / A continuación les compartiré algunas de estas RAZONES.

 

   La primera RAZON que hizo necesaria la manifestación divina de la llenura de gracia de Jesús, es:

I.- PORQUE POSEÍA EL PLÉROMA (PLENITUD) DE LA NATURALEZA DIVINA.

   Juan el apóstol, en su narración cita que su tocayo Juan el Bautista cuando predicaba acerca de Jesús que estaba a punto de iniciar su ministerio de predicación del reino de los cielos, decía de él a la gente, que: “… de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16). Ampliando su explicación acerca de esta llenura divina en Jesús, al citar al profeta Bautista, la palabra griega que usa el apóstol Juan y que se traduce como: “PLENITUD” en nuestras biblias, es la palabra πληρωματος “plerómatos”, la cual indica que en Jesús está la suma total de todos los atributos que pertenecen a Dios.

   Con el significado de esta palabra, se afirma que Jesús no está limitado en su persona de algún atributo que minimice su divinidad, pues Jesús es Dios y hombre completo en sus dos naturalezas.  Ninguna de sus naturalezas está disminuida, pues si tuviese alguna disminución en alguna de sus naturalezas, no sería ni totalmente Dios, ni totalmente hombre.  Pero como él está completo en ambas naturalezas, Juan el bautista no dudaba en predicar acerca de Jesús que él es el “plerómatos” de Dios, y Juan el apóstol no duda en escribir en su libro que el Jesús que él conoció estaba “lleno de gracia, y de verdad”.  Así le conocieron todos los que tuvieron el privilegio de conocerle y estar en contacto y diálogo con él, obviamente, aunque hubo personas que no quisieron admitir este conocimiento acerca de Jesús.

   Amados hermanos, este es el mismo Jesús en quien nosotros hemos creído.  No es un ser insuficiente, sino el ser todo suficiente que en su vida manifestaba no solamente gracia sino todo el caudal de manifestaciones de Dios a través de su vida.  Cualquier bien que el ser humano necesita, como lo es la gracia y la verdad, se puede encontrar en él, porque en él está la PLENITUD (el Plerómatos de Dios).

 

   La segunda RAZON que hizo necesaria la manifestación divina de la llenura de gracia de Jesús, es:

II.- PORQUE AUN HECHO HOMBRE NO DEJÓ DE SER EL DIOS VERDADERO.

   Juan el Bautista, afirma estas palabras acerca de Jesús, no después de haber sido Jesús crucificado y en consecuencia, tampoco después de haber resucitado, pero tampoco cuando Jesús había iniciado su ministerio.  Cuando el Bautista, con respecto a Jesús le predicaba a la gente que “de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”, Jesús, ni siquiera había hecho su aparición en el escenario de su ministerio, pero ya desde entonces, el Bautista estaba indicando a la gente que la humanidad aun sin saberlo ni darse cuenta, todos reciben de él “gracia sobre gracia”.   Juan el Bautista, les estaba anunciando que, durante toda la vida el ser humano recibe bendiciones inmerecidas que provienen del personaje que estaba a punto de ser conocido por los judíos, los israelitas en general, el imperio romano, y hasta el mundo entero; y se trataba de Jesús.

   Se trata del Verbo hecho carne; se trata del que, desde antes de nacer en carne humana, de por sí “era Dios” (cf. Juan 1:1), y que lo seguía siendo aun habiéndose manifestado en carne como ser humano.  Aun antes de iniciar su ministerio, durante sus primeros 30 años, desde su nacimiento nunca dejó de ser verdadero Dios al mismo tiempo que era verdadero hombre.  Todos los 33 años y medio de su vida aquí en la tierra él no dejó de ser Dios, y por eso no dejó de ser el sustento de vida de los seres humanos.  Es por esta divinidad siempre presente en él, que aun hecho hombre no dejó de ser la fuente de gracia divina necesaria para la humanidad.  Aun en su infancia, adolescencia, y juventud humanos era el Dios en quien “tomamos todos, gracia sobre gracia”; y durante los 3 años y medio se su ministerio, también, pues nunca dejó de ser Dios, aunque esto no lo sabían ni entendían muchos de quienes le conocieron.  Pero, Juan el Bautista así lo predicaba, y Juan el apóstol así lo comunica en su versión inspirada del evangelio.

   Amados hermanos, si Dios de por sí es la fuente de gracia para el ser humano, entonces, Jesús, NO podía no contar con esta manifestación divina tan necesaria para los seres humanos, con el fin de que su persona “lleno de gracia” hiciera que los elegidos de Dios deseen a Dios en sus vidas.  Si el día de hoy usted puede desear a Dios, es gracias a la gracia de Jesús que, por naturaleza desde antes de su nacimiento, y después de haber nacido, y aun ahora después de haber muerto, resucitado, y ascendido a los cielos, él sigue siendo el Dios “lleno de gracia”.

 

   La tercera RAZON que hizo necesaria la manifestación divina de la llenura de gracia de Jesús, es:

III.- PORQUE SU MINISTERIO SERÍA SUPERIOR A LA MISMA LEY DE DIOS.

   El apóstol Juan en el versículo 17 explica lo siguiente acerca tanto de la ley de Dios dada a través de su profeta Moisés desde unos 1500 años antes de Jesús, como de la gracia da a la humanidad a partir del ministerio de Jesús.  Acerca de estas dos cosas originadas en Dios, el apóstol Juan dice: “Porque la ley por Moisés fue dada: mas la gracia y la verdad por Jesucristo fue hecha” (Juan 1:17).  Lo primero que debo destacarles, es que la ley de Dios no fue dada con llenura de gracia, sino con llenura de rigurosa pero santa exigencia del legítimo derecho divino, de tal manera que uno siempre va a resultar infractor y culpable de desobediencia a Dios, quedando el pecador condenado por la ley.  Pero cuando Juan habla de la gracia (junto con la verdad), dice que por Jesucristo fue hecha la gracia (cf. v. 17b), gracia de la cual dice que Jesús esta “lleno”.

   Qué bendición más hermosa que nos haya tocado a nosotros vivir no bajo los mandamientos de la ley, sino bajo la gracia de Jesús.  Cuando Juan se refiere a la gracia de Jesús, es que su gracia, no exige la perfecta obediencia a los seres humanos como condición para tener vida eterna, sino solamente la fe.  Es decir, el ser humano, no tiene que ganarse su salvación, pues ganar la salvación es lo que Jesús vino a hacer dando su vida para morir en lugar de los que deberíamos pagar nuestras culpas con nuestra suplicia muerte.   Pero, todo esto que nos correspondía él lo sufrió en lugar nuestro, siendo su muerte suficiente para cubrir el pago de todos los elegidos de Dios para salvación.  Esto es lo que Juan, los demás apóstoles, y en realidad mucha gente discípula y no discípula pudo ver en la persona y ministerio de Jesús, observando así en él a un Jesús verdaderamente “lleno de gracia”.  Este fue el objetivo de su ministerio, diferente pero superior al ministerio de ley dada por Dios mismo en los tiempos de Moisés.

   Amados hermanos, este es el Jesús en quien hemos creído, y quien no hay creído en él le invito a que crea en él.  Jesús es el Dios que antes dio su ley, que ahora se manifiesta no para condenar sino para salvar al pecador de la condenación especialmente de la condenación del infierno eterno.  Ha valido la pena descubrir que Jesús está lleno de la gracia de Dios, pues el resultado del creer en él, es la vida eterna, gracia que no se puede obtener obedeciendo las leyes de Dios contenidos en los primeros cinco libros de la Biblia, escritos por Moisés, de Génesis a Deuteronomio.  La vida eterna, ¿no es algo que a usted le gustaría tener, y si ya la tiene no es algo que usted verdaderamente valora mucho?  Comprobar esta gracia de Jesús, es la mejor experiencia que ha podido ocurrirle a nuestra alma, y que tiene beneficio eterno, y quien no es parte de su experiencia debe desearlo para su propio bien eterno.

 

   CONCLUSIÓN: Amados oyentes, en este momento, antes de concluir esta predicación, le invito que usted no se retire de este lugar sin haberle dicho a Jesús que usted necesita de su gracia, la cual es suficiente para traer a la vida de usted no una pequeña bendición sino en palabras del apóstol que escribió la epístola a los hebreos: “UNA SALVACIÓN TAN GRANDE” (Hebreos 2:3).  No se vaya usted de este lugar sin haber decidido comprobar que la gracia de Jesús satisface a plenitud la necesidad espiritual del alma.  A través de Jesús usted comenzará una relación personal, no temporal sino eterna con Dios; y si usted ya ha iniciado esta relación espiritual con Dios por la mediación de Jesús, decida usted mantenerse creyendo en la gracia de él, y entonces, usted podrá crecer en la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  Su crecimiento en la gracia se hará evidente mediante un mayor alejamiento del pecar, y una mayor práctica de la santidad.

   Amado oyente, hoy es el día y momento para abandonar la incredulidad, la indiferencia hacia la gracia de Dios que Jesús ha hecho más fácil para usted, cuando en otros tiempos fue más difícil.  Juan el Bautista, Juan el apóstol y todos cuantos fueron sus apóstoles y verdaderos discípulos, se dieron cuenta de la importancia de la gracia de Jesús, y creyeron en él.  Fueron hechos hijos de Dios, y hoy no están en la condenación, sino en la plenitud de la vida eterna.  Usted y yo necesitamos esta grande gracia que solamente se obtiene por medio de la fe en Jesús.  Usted no la puede ni debe desaprovechar en este momento.

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El Pbro. Diego Teh Reyes, es Licenciado en Teología y Servicio Social; Maestro en Estudios Teológicos; y Doctorante en Ministerio; y actualmente es Ministro de la Palabra y los Sacramentos como pastor de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México "PENIEL", de la ciudad de Mérida, Yucatán.

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