PALABRAS DE ESPERANZA PARA LOS DESALENTADOS DEL CAMINO

Los Sermones Más Visitados:417

PALABRAS DE ESPERANZA PARA LOS DESALENTADOS DEL CAMINO.

LUCAS 24:13-35.

 

  INTRODUCCIÓN: Para muchos, la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén una semana antes, era como una señal de que Jesús se iba a organizar un ejército que él iba a liderar para liberar a Jerusalén, a la provincia de Judea, y a toda Palestina; pero desde que al amanecer del viernes muchos supieron que a la media noche el rey antes triunfal había sido arrestado, y que durante la segunda mitad de la noche fue juzgado, y que su juicio continuaba aquella mañana; y cuando se supo que había sentenciado a muerte, y cuando luego se supo que estaba siendo crucificado; tanto la gente como hasta sus mismos discípulos no solamente se sintieron consternados, sino que consideraron perdida su esperanza de que Jesús sería el Mesías que los libertaría de los romanos.  Mucha gente sentía decepción de Jesús.  La noticia de la resurrección de Jesús les ayudó a recuperar un poco su esperanza, pero pensando que él sería un Mesías con poder terrenal, lo cual nunca fue su misión como el Mesías de Dios enviado como Salvador de su pueblo. Su mesianismo tenía que ver con la vida espiritual humana tanto de los israelitas como de la humanidad en general.  Pero, notaron que, aunque Jesús había resucitado, ya no estaba con ellos como antes, sino que solo ocasionalmente, especialmente los domingos se presentaba espontánea y misteriosamente ante ellos apareciéndose aun cuando las puertas del lugar donde estaban reunidos se encontraban cerradas, pues podía traspasar las paredes de la casa; les saludaba, les bendecía, y luego desaparecía igual que como vino.  El día de su ascensión se hace más evidente que ellos esperaban de Jesús otra realidad. Cuando ya estaba Jesús a punto de ascender a los cielos, sus mismos discípulos, no la demás gente, sino sus discípulos, no omitieron preguntarle: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6b).  Pero, ya se iba.  No lo haría presencialmente como ellos lo esperaban.  La respuesta que Jesús les dio fue que: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; / pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:7-8).  O sea, les dejó claro que Jesús no a eso vino para aquel tiempo, y que ellos deberían seguir la misión de Jesús no luchando contra el imperio romano.  36 años después la gente intentó luchar contra los romanos, y muchos judíos y jerusalenitas fueron exterminados por los romanos.  Esa no era la misión de Jesús, sino que su misión era instalar el reino de Dios en la tierra.  Así lo hizo, y así se los encomendó a sus discípulos pidiéndoles que sean testigos, y les prometió y luego les proveyó del poder de su Espíritu Santo para llevar a cabo la continuación de su misión.  Es por eso que ahora, a 21 siglos después, la iglesia de Jesucristo se encuentra presente entre nosotros.

   Pero, el día de la resurrección de Jesús, y en los siguientes días, había mucha confusión en la gente, y repito, hasta en los mismos discípulos.  La historia que hoy hemos leído, que consiste en dos personas que caminaban de Jerusalén a una aldea llamada Emaús, sin saberlo y sin percatarse oportunamente fueron abordados por Jesús con quien entablaron una conversación que Jesús calificaría de insensata, poco o nada prudente, en el que ellos expresaron su desaliento, su desánimo con respecto a la esperanza que tenían en Jesús.  Pero, Jesús había resucitado y estaba con ellos.  La conversación de ellos fue: “… nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. / 22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; / 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. / 24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron” (Mateo 26:21-24).  A partir de estas palabras de los caminantes, Jesús les respondió lo que en este mensaje estoy llamado: PALABRAS DE ESPERANZA PARA LOS DESALENTADOS DEL CAMINO, un mensaje de nuestra serie: PALABRAS DE JESÚS PARA EL MUNDO DE HOY.

   Basado en tales palabras que Jesús respondió a aquellos viajeros, y que están llenas de esperanza, especialmente para los desalentados del camino, lo cual puede entenderse por aquellas personas que caminan en la vida sin esperanza alguna, sin saber lo que Dios tiene deparado para sus vidas, lo que entonces voy a predicarles ahora es que: las personas desalentadas en la vida pueden encontrar en las palabras de Jesús las ORIENTACIONES NECESARIAS para tener una esperanza eterna. / ¿Cuáles son las ORIENTACIONES NECESARIAS que las personas desalentadas en la vida pueden encontrar en las palabras de Jesús para tener una esperanza eterna? / En este mensaje, permítanme compartirles algunas de esta ORIENTACIONES NECESARIAS.

 

  La primera ORIENTACIÓN NECESARIA que se encuentra en las palabras de Jesús para que las personas desalentadas en la vida encuentren esperanza eterna, es:

I.- QUE UNO DEBE CONOCER LA VERDADERA FUNCIÓN DE JESÚS.

   Por el mismo comentario que los viajeros le hacen a Jesús (sin percatarse de que era él), se deduce que ellos conocían a Jesús, así como que también conocían lo que él había estado predicando durante los últimos tres años y medio; y por la respuesta que Jesús les da, se deduce también que eran conocedores de las Sagradas Escrituras de su tiempo. A la altura de sus conocimientos, ellos deberían saber que el Cristo o Mesías que Dios tenía prometido enviar, no sería un Mesías de aquellos que son frecuentemente invictos en batallas contra ejércitos, sino que estaría sometido a padecimientos, y que dado que el Mesías era divino, no tendría que quedarse aquí en la tierra sino que tendría que entrar o regresar a su gloria de donde vino.  Pero, aquellos viajeros que se supone sabían cómo debería ser el final de la vida y presencia del Mesías aquí en el mundo, y considerando que ellos ya habían entendido que Jesús sí era el Mesías prometido, ahora habían perdido la esperanza en su obra mesiánica, que a criterio de ellos era redimir el país de Israel, pero del poder de los romanos; y cómo eso no había ocurrido hasta aquel momento, entonces ya hasta seguramente estaban pensando que Jesús realmente no era el Mesías.

   Ante este tenor de la conversación, Jesús, con la intención de darles esperanza en su obra mesiánica, les dice: “¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! / ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” (Mateo 25:25-26).  Sus palabras que implican una buena dosis de orientación les hace ver que ellos deberían saber esto, y que era incorrecta la cosmovisión de la esperanza que ellos decían tener en un Cristo o Mesías invicto que nunca muriera y que no tenga que irse a su gloria eterna. Esto nos deja claro también a nosotros que debemos interesarnos en conocer cuál es la verdadera función de Jesús como Mesías e Hijo de Dios, no sea que tengamos esperanzas equivocadas y que al ver que no se cumplen nuestras expectativas, entonces nos quejemos en contra de Jesús como evidentemente estaban haciendo aquellos viajeros que iban a Emaús.  Las palabras de ellos denotaban incredulidad como la que demostró también Tomás, por eso Jesús les amonesta diciéndoles: tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho”.  Uno no debe hacerse ilusiones producto de falsas esperanzas que realmente no corresponden a la función o misión de Jesús, porque uno puede quedar decepcionado, lo cual no es culpa de Jesús, sino de lo que uno cree con respecto de Jesús.

   ¿Qué espera usted de Jesús? ¿Riquezas porque usted cree que él tiene planes de hacerle rico a usted? Jesús no tiene la obligación de hacer rica en economía a la gente, aunque él tenga el poder de hacerlo por alguien. Si así fuese, no hubiesen existido pobres en el cristianismo durante estos 21 siglos, pues él hubiese hecho rico a todos.  Pero, la razón por la que él no hace rica a la gente era porque su misión es de carácter espiritual, teniendo como finalidad llevarse a sus creyentes a la gloria eterna donde él regresó a 40 días después de su resurrección.  Esa es su misión, y si a él, juntamente con su Padre celestial quieren bendecir a alguien con abundantes riquezas que aun otros creyentes no tienen, eso también lo puede a hacer, y de hecho lo hace, pero no porque tenga la obligación de hacerlo; y de hecho Dios siempre va a proveer lo que a usted le hace falta en la vida como el pan de cada día, y lo necesario para vestir.  Por eso, usted no se haga ilusiones de obtener cosas terrenales como su esperanza en Jesús.  La esperanza en Jesús debe ser para que al final de esta vida, usted no vaya a la condenación eterna, sino que usted tenga la seguridad y la garantía que ese mismo día y momento, usted estará nada menos que en el paraíso eterno, el mismo que Jesús le garantizó al hombre arrepentido que murió junto a él crucificado por malviviente.  Así que quien descubre cuál es la verdadera función o misión de Jesús, encuentra en él una verdadera y viva esperanza de lo que eterno para el alma y para el cuerpo.

 

  La segunda ORIENTACIÓN NECESARIA que se encuentra en las palabras de Jesús para que las personas desalentadas en la vida encuentren esperanza eterna, es:

II.- QUE UNO DEBE RECURRIR A LAS SAGRADAS ESCRITURAS PARA CONOCERLE.

   Ahora, permítanme citarles lo que no Jesús sino San Mateo dice acerca de lo que Jesús hizo para quitar de la mente de aquellos viajeros, la confusión que había en sus pensamientos.  Dice San Mateo que Jesús: “… comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Mateo 26:27).  Nada más observe usted: ¿Qué hizo Jesús? “Declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”; es decir, les habló acerca de él, aunque los viajeros todavía no se percataban que era él mismo. ¿Qué usó Jesús para declarar “lo que de él decían”“Las Escrituras”.   No hay mejor libro donde encontrar información correcta y precisa, de primera mano, que “las Escrituras”.  El término “las Escrituras”, para nosotros viene siendo toda la Biblia que ahora se subdivide en Antiguo Testamento y en Nuevo Testamento.  Pero, en el tiempo de Jesús, “las Escrituras”, eran solamente lo que hoy es el Antiguo Testamento, pues, era todo lo que había sido escrito para el conocimiento de la verdad acerca del Mesías prometido por Dios, y para la vivencia de la fe esperada de aquellos que están de acuerdo que Jehová Dios sea el Dios de ellos.

   Pero, ahora, ¿qué parte de “las Escrituras” que hoy es el Antiguo Testamento usó Jesús en su no tan larga orientación para que la confusión y desalientos de los viajeros caminantes, corrigieran la equivocación de su cosmovisión con respecto a Jesús. Dice San Mateo que Jesús usó “las Escrituras”, “… comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas” (Mateo 26:27).  Lo que esto quiere decir es que Jesús usó todas “las Escrituras”.  En aquellos tiempos que no había sido escrito lo que ahora tenemos como Nuevo Testamento, si alguien quería saber acerca del Mesías, aun antes que hubiese nacido y que fuese llamado Jesús, el Antiguo Testamento tenía toda la respuesta e información con respecto de él.  Pero, unos años después del ministerio terrenal de Jesús, los apóstoles escribieron los evangelios, y las epístolas que nos dan información más amplia acerca de Jesús, en los que ahora podemos conocer más acerca de él.

   Amados hermanos, si Jesús recurrió a “las Escrituras” para corregir el entendimiento, el desaliento, y la falta de esperanza de aquellos viajeros caminantes; y si él usó las Escrituras con el fin de exponerles a aquellas personas las verdades que enseñan que en Jesús no hay decepción sino viva esperanza, ¿Por qué usted también no recurre siempre a “las Escrituras” ahora más completas para conocer el correcto plan de Dios que actúa por medio de su santo Hijo Jesucristo, el único Mesías verdadero que Dios ha tenido y enviado a este mundo. Además, cuando el apóstol Pablo a su discípulo Timoteo, diciéndole: desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:15), confirma que en verdad “las Escrituras” también llamadas “Sagradas Escrituras”, guían a las personas a “la salvación… en Cristo Jesús”.  Conózcalo y usted podrá corroborar que no hay engaño alguno en “las Escrituras”.  Y luego San Pablo les explica al mismo Timoteo que: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, / a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17).  Con “la Escritura” su vida puede ser redargüida, corregida, e instruida.  ¿No valdría la pena que usemos “las Escrituras” con este fin? Todos necesitamos recurrir a “las Escrituras”; y allí aprenderemos acerca de la verdadera misión de Jesús, y conoceremos entonces la esperanza que vale la pena; y no quedaremos decepcionados por alguna falsa ilusión que podemos estar creyendo por falta de conocimiento de “las Escrituras”.  Jesús nos orienta hoy a recurrir a “las Escrituras” para no creer en ideas engañosas.

 

   La tercera ORIENTACIÓN NECESARIA que se encuentra en las palabras de Jesús para que las personas desalentadas en la vida encuentren esperanza eterna, es:

III.- QUE UNO DEBE APEGARSE A JESÚS PARA TENER ESPERANZA.

   El segmento de versículos 28 al 32, que nos relatan acerca de un tiempo en el que aquellos viajeros convivieron con Jesús más que la amena conversación que habían tenido en el camino.  Por fin llegaron a la entrada de la aldea Emaús, y Jesús hizo como que iba sobre el libramiento para no entrar a Emaús, pero aquellos viajeros evidentemente fortalecidos en cosmovisión y en espiritualidad por la explicación de las Escrituras que su acompañante todavía desconocido para ellos.  La palabra de Dios explicada por Jesús a ellos no quedaría sin efecto y resultado en la vida de aquellos confusos viajeros.  Ya más por la noche cuando los dos viajeros compartieron sus experiencias mientras escuchaban al hombre que les abordó, ellos se dijeron el uno al otro: “¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” (Mateo 26:32). No hay duda de que esta experiencia que tuvieron fue el resultado de la obra de la palabra de Dios corriendo por su corazón y sus pensamientos; pero también es el efecto y resultado de que con quien ellos estaban caminando, era nada menos que la persona divino-humana de Jesús el Mesías, o sea, el Cristo, Hijo de Dios.

   Lo que observamos en la lectura, es que los caminantes no permitieron que se vaya aquel misterioso hombre con el que habían caminado una buena distancia.  Dice San Mateo que: Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado” (Mateo 26:29a).  ¿Qué sucede cuando Jesús está con uno?  Luego que San Mateo relata que Jesús: “Entró, pues, a quedarse con ellos” (Mateo 26:29b), dice también: “Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. / Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista” (Mateo 26:30-31).  Lo relevante de estas palabras explicativas de Mateo es que con respecto a los caminantes ahora descansando, evidentemente en una casa que tenía quizá algunas sillas y una mesa, es que: “Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron”.  La enseñanza de este acontecimiento es que, si quieres conocer a Jesús, sin duda que tienes intencionalmente que estar con él y él contigo.  Esto es lo que precisamente ocurre cuando uno acepta creer en él mismo de que es el Hijo de Dios, y que su evangelio es la buena noticia de Dios para los pecadores.  Uno se integra con el ejercicio de la fe, al conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo.  No se nos dice que Jesús haya dicho palabra alguna durante aquella cena de los caminantes y él, pero es muy probable que Jesús no se haya quedado callado.  Se nos dice que él “estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio” (v. 30).  No se nos dice que en este caso haya sido una réplica de su Santa Cena, pero podría ser; sin embargo, como todavía eran días de la celebración de la pascua que se celebraba durante siete días, aquella noche que era la noche del mismo día de la resurrección de Jesús, sería el cuarto día de pascua que apenas comenzó a la caída del sol.  El pan que Jesús bendijo, partió y les dio, era el de la pascua, que probablemente no descuidó mencionarles que era también la representación del cuerpo crucificado del Hijo de Dios que ahora verdaderamente había resucitado.  Fue en ese momento que “les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron”.  Fue en ese momento que entendieron mejor la misión de Jesús.  Por eso en ese mismo momento, todavía de noche, “levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, / que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. / Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan” (Mateo 26:33-35).  Entendieron cuál era la verdadera esperanza, su desaliento se tornó en aliento para confesar que Jesús vive. Dejaron la casa donde estaban hospedados en Emaús, y en vez de quedarse a dormir en casa, fueron a Jerusalén, que estaba cerquita de Emaús, y se unieron a otros que estaban reunidos en obediencia a Jesús.

   Amados hermanos, las palabras de Jesús (de Dios en general), el partimiento del pan sacramental, y la presencia real de Jesús en la palabra y el sacramento, son los fortalecedores de una vida desalentada que necesita una verdadera esperanza, la cual va a encontrar en Jesús.  Usted y yo amado hermano(a), necesitamos de la palabra de Dios, del sacramento, y de la presencia real de Jesús en nuestra vida.

 

   CONCLUSIÓN: Amados hermanos, Jesús nos orienta que para no tener falsas esperanzas sino una correcta esperanza, debemos todos: I.- CONOCER LA VERDADERA FUNCIÓN DE JESÚS; II.- RECURRIR A LAS SAGRADAS ESCRITURAS PARA CONOCERLE; y III.- APEGARNOS A JESÚS PARA TENER ESPERANZA.  Si usted no tiene un ejemplar de las Sagradas Escrituras, no dude en conseguirse uno; si usted ya lo tiene, estúdielo o únase a un grupo de estudio bíblico, o no deje de escuchar lo que se predique de ello, para conocer y crecer en conocimiento de Jesús, y para que no se deje engañar con falsedades que abundan en la actualidad en nuestro entorno social así como religioso; y crea usted que él es el Hijo de Dios, y que vino a traer salvación para las personas que se arrepienten de sus pecados, por lo tanto, no viva usted sin tal arrepentimiento. Conózcale por la palabra de Dios en las Sagradas Escrituras, tenga fe en él como el único y suficiente que puede ser el salvador de usted; y no deje de encontrarse con él tanto en oración como por medio de la celebración del sacramento de la Santa Cena que él instituyó para nuestra edificación y vivencia de nuestra viva esperanza.  ¡Que Dios les bendiga mis amados hermanos!  Tomen aliento de las palabras de Jesús.

diegoteh

diegoteh.org

El Pbro. Diego Teh Reyes, es Licenciado en Teología y Servicio Social; Maestro en Estudios Teológicos; y Doctorante en Ministerio; y actualmente es Ministro de la Palabra y los Sacramentos como pastor de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México "PENIEL", de la ciudad de Mérida, Yucatán.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *