GANAS DE EVANGELIZAR
Hechos 8:26-40
INTRODUCCIÓN: Es un gran honor ser evangelista, y tener la responsabilidad de evangelizar. Es un gran honor se pastor, y tener la responsabilidad de pastorear. Es también un gran honor ser un creyente y miembro de la iglesia, y tener la responsabilidad de dar testimonio de la bendita y gloriosa fe que profesamos. Es igualmente un honor ser Anciano de Iglesia, y gobernar en la iglesia con toda la madurez necesaria. Pero, si usted fuese diácono, igualmente es un gran honor haber sido consagrado al servicio de los creyentes en medio de sus necesidades; es un gran honor estar a cargo del cuidado de los bienes materiales de la iglesia; sin embargo, cualquiera que sea el oficio cristiano que Dios le haya concedido a usted, no es una limitante para que Dios no le vaya a usar nunca como predicador del evangelio. En otras palabras, independientemente de cuál sea nuestra destacada contribución en la obra de Dios en la iglesia donde nos congregamos, todos tenemos el deber de predicar el evangelio mediante nuestras conversaciones con otros, y mediante nuestro testimonio de conducta.
En nuestro texto bíblico tenemos un relato acerca de Felipe. ¿Recuerda usted quién es Felipe? En los evangelios hay un Felipe apóstol de Jesucristo, del mismo pueblo de donde procedían los apóstoles Andrés y Pedro. Ese Felipe es quien llevó a su amigo Natanael a Jesús; pero el Felipe de nuestro texto bíblico de Hechos 8, es otro; es uno de los que hacía poco tiempo atrás había sido electo y constituido diácono de la iglesia de Jerusalén. Recuerden que uno de los requisitos que tenía que ser identificado en los que serían electos, es que sean llenos del Espíritu Santo. Ese fue el caso de Felipe. Pero cuando llegó el momento de la persecución de los cristianos en Jerusalén, todos los creyentes fueron esparcidos, y Felipe el diácono fue repentinamente convertido por el Espíritu Santo en evangelista mientras recorría la provincia de los samaritanos (cf. Hechos 8:4-5, 25). Ahora, ya no estaría ministrando ayuda las viudas griegas y judías, sino evangelizando samaritanos y otros extranjeros.
Basado en el texto de Hechos 8:26-40, lo que ahora les voy a predicar es que cuando el creyente en Jesucristo independientemente si en su iglesia está o ha ejercido una función específica, cuando el Espíritu Santo le capacita para predicar el evangelio, el creyente demuestra que siente ganas de evangelizar a otras personas. / ¿Cómo el creyente capacitado por el Espíritu Santo para evangelizar demuestra que siente ganas de evangelizar a otras personas? / Permítanme explicarles algunas maneras de cómo el creyente demuestra que siente ganas de evangelizar a otras personas.
La primera manera de cómo el creyente demuestra que siente ganas de evangelizar a otras personas, es:
I.- SIENDO OBEDIENTE A LA INSTRUCCIÓN RECIBIDA.
Felipe ya había sido diácono en Jerusalén, ya había sido evangelista en diversas ciudades de Samaria que está al norte de la provincia de Judea donde pertenece la ciudad de Jerusalén. Pero, ahora, un ángel sale a su encuentro, al parecer estando todavía en la provincia de Samaria. Ahora, el ángel le pide que regrese a la ciudad de Jerusalén, provincia de Judea, y que vaya por la carretera más al sur de Jerusalén, la que va de Jerusalén a Gaza, porque allí Dios le tenía preparado una tarea de evangelizar a un funcionario etíope. Dice San Lucas que la instrucción que Felipe recibió del ángel fue: “Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto” (Hechos 8:26); y la acción tomada por Felipe, según el versículo 27 fue que: “Entonces él se levantó y fue” (Hechos 8:27a). Aquí hay obediencia.
Un detalle que tenemos que observar es que, en aquel tiempo no existía el Nuevo Testamento, no existían los evangelios que fueron escritos posteriormente. Dios usaba a veces a sus apóstoles para que enseñaran a los creyentes que Jesús tenía hecho una Gran Comisión que todos deben llevar a cabo, pero en este caso usó a un ángel para decirle a Felipe a quién específicamente tenía que predicarle a Jesucristo. Hoy no necesitamos que venga un ángel a decirnos a quién predicar la palabra, no necesitamos ni siquiera escuchar una voz audible del Espíritu Santo diciéndonos que tenemos que hacer, porque contamos con las Sagradas Escrituras de los evangelios y de todo el Nuevo Testamento, y hasta del Antiguo Testamento que nos enseñan que debemos hacer discípulos a todas las naciones (cf. Mateo 28:19), que debemos predicar el evangelio a toda criatura (cf. Marcos 16:15). Igualmente, que Felipe, lo que tenemos que hacer una y otra vez es obedecer y levantarnos e ir al que necesita conocer la buena noticia del evangelio.
Felipe, así como Abraham en el pasado, “se levantó y fue”, prácticamente sin saber a dónde iba. Así es la evangelización, es una labor de fe, y de aceptación de la guía de Dios. Hoy, usted solamente tiene que levantarse e ir a compartir a alguien, el evangelio de la gracia de Dios. No se trata de obedecer a un ángel, ni de obedecer al pastor de la congregación, sino de obedecer a Jesucristo. Estoy seguro que muchas veces usted ha sentido ganas de evangelizar, simplemente levántese y vaya, y hable el evangelio a alguien. Dios va a dar el resultado de lo que usted va a hacer. Inténtelo, y verá que así es.
La segunda manera de cómo el creyente demuestra que siente ganas de evangelizar a otras personas, es:
II.- YENDO PRONTO AL QUE NECESITA SER EVANGELIZADO.
San Lucas nos relata que cuando Felipe llegó a la carretera Jerusalén-Gaza, Dios ya había dispuesto el escenario de la evangelización. Dice que: “… sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, 28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro” (Hechos 8:27-29). Pero, lo relevante acerca de Felipe, es que cuando él vio el carro acudió a acercarse al carro (cf. v. 30). Para evangelizar es necesario acudir, es necesario acercarse al que nos debe escuchar. Pero me gusta más como se lee en la TLA que dice que: “Felipe corrió para alcanzar el carruaje” (Hechos 8:30, TLA); en la NVI que dice que: “Felipe se acercó de prisa a la carroza” (Hechos 8:30, NVI); y en la NTV que dice que: “Felipe se acercó corriendo”.
Todos coinciden en que es necesario acercarse a la persona a quien tenemos que hacerle saber el evangelio. Todos indican que siempre hay una urgencia para evangelizar, pues indican que Felipe para llegar al carro donde estaba el que sería su evangelizado, “corrió para alcanzar el carruaje”, “se acercó de prisa”, y “se acercó corriendo”. Todos debemos ir corriendo, acercarnos de prisa, acercarnos corriendo a los pecadores que necesitan ser salvados, porque urge comunicarles el mensaje salvador que tanta falta les hace en la vida.
La tercera manera de cómo el creyente demuestra que siente ganas de evangelizar a otras personas, es:
III.- HABLANDO DE JESÚS SEGÚN LAS ESCRITURAS.
Cuando Felipe se hubo acercado más que al carruaje, a su prospecto de evangelizar, “le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? 31 El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. 32 El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. 33 En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará? porque fue quitada de la tierra su vida. 34 Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?” (Hechos 8:30-34). En aquellos tiempos no cualquier persona podía tener rollos de las Sagradas Escrituras existentes, pero pareciera que era un rollo que acaba de comprarse en su visita a Jerusalén, por lo que providencialmente este hombre estaba siendo bendecido para tener el mejor conocimiento que puede saberse en la vida. Lo que Felipe descubrió muy rápidamente, es que aquel hombre estaba ansioso de saber el significado de aquella lectura que iba haciendo de Isaías 53. Era una profecía con respecto de Jesucristo, así que Felipe solamente tenía que hablar acerca de Jesucristo.
En el versículo 35 dice San Lucas que: “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús” (Hechos 8:35). Para evangelizar, la conversación debe apuntar o aterrizar en torno a la persona de Jesús y su obra redentora, tal como el apóstol Pablo le explica a Timoteo cuando le escribió: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15). Invitar a alguien al templo no significa que uno ha evangelizado a su invitado, aunque en el templo es un buen lugar donde el invitado puede ser evangelizado; pero, evangelizar es decirles a las personas, con fundamento en las Sagradas Escrituras, que necesitan de Jesucristo para su salvación eterna, que de otro modo estarían en condenación eterna. Este fue el mensaje que Pedro predicó desde el día de Pentecostés ante grandes multitudes. Eso es lo que predicó ante el grupo de como 5,000 personas cuando acerca de Jesús les dijo que: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:11-12). Si usted tiene ganas de evangelizar, solamente háblele a su prospecto explicándole que todos somos pecadores y que por el pecado merecemos condenación, pero no lo deje con esa verdad, inmediatamente dígale que Jesús es la solución para sacar a los pecadores de la condenación para darles salvación y vida eterna.
CONCLUSIÓN: Deseo que hoy después de este culto regresen a sus casas, con ganas de evangelizar a otras personas; que todos estemos conscientes de que debemos ser obedientes a la instrucción dada por Jesucristo cuando dijo: “Por tanto, id, y hace discípulos” (cf. Mateo 28:19), y levantémonos y vayamos a las personas como obedientemente hiciera Felipe. Recordemos que siempre urge que las personas sean salvas, y hay que pronto, corriendo, de prisa, a quienes necesitan saber la buena noticia de que hay salvación que se puede recibir antes de que llegue el fin de nuestras vidas. Y no lo olviden, se trata de explicar que Jesucristo es el Salvador.
¡¡Que Dios les bendiga mis amados hermanos!!
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