CUANDO EL CREYENTE SE DEJA GUIAR POR EL ESPÍRITU
Hechos 10:24-33.
INTRODUCCIÓN: Nuestra lectura bíblica de este momento presenta la vivencia de la fe cristiana de dos personajes humanos: Cornelio y Pedro. Algo que caracterizaba a ambos es que eran personas que dedicaban tiempo para orar (cf. Hechos 10:1-2, 9); de manera muy significativa ambos tuvieron una visión en el que recibieron la instrucción de encontrarse siendo Pedro el apóstol quien tendría la responsabilidad de predicarle el evangelio de Jesucristo a Cornelio que era un extranjero. Pedro era un galileo, pero en este relato él se identifica como si fuera un judío porque la teología de los judíos estaba arraigada en su mente, aunque él ya era discípulo de Jesús desde hace unos 5 a 6 años. Todos los que seguían la religión del judaísmo pensaban igual o peor que Pedro. Por eso Pedro le explica a Cornelio que: “… abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; 29 por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir?” (Hechos 10:28-29). Pedro, ahora, sería un instrumento de Dios para que el evangelio sea comunicado a los extranjeros comenzando con Cornelio y su familia. El Espíritu Santo estaba guiando la comprensión de Pedro, acerca de cómo debe tratar a los extranjeros, porque ahora Dios le estaría guiando a encontrarse con Cornelio un extranjero en territorio israelita, en Cesarea Marítima, en la costa del Mar Mediterráneo. Aclaro que no se trata de Cesarea de Filipos, la cual está mucho más distante al norte fuera de Israel. En Cesarea Marítima se encontraba Cornelio un hombre que había sido “piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre” (Hechos 10:2), pero que no había tenido la experiencia de creer en Jesucristo, ni de experimentar la presencia y poder del Espíritu Santo en su vida y la de su familia, que estaba siendo guiado a la experiencia de la fe en Jesucristo y del poder del Espíritu Santo que estaba a punto de conocer.
En la visión que tuvo Cornelio, todo comenzó con un ángel indicándole que debe hacer venir a su casa al apóstol Pedro, y así lo hizo, pero cuando Cornelio escuchó la predicación del apóstol Pedro, en su propia casa no fue un ángel el que influyó el resultado divino en su vida, sino que “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo” (Hechos 10:44-45). Desde luego que aun antes de esta caída del Espíritu Santo sobre Cornelio y quienes le acompañaban, el Espíritu Santo había estado presente para que guiar tanto a Pedro como a Cornelio para que aquel momento del don divino cayera sobre ellos, tal como cayó en Jerusalén, pero ahora en Cesarea, a unos 120 kilómetros de Jerusalén. El evangelio, por el poder del Espíritu Santo estaba avanzado hacia otras ciudades. Pedro y Cornelio estaban siendo guiados por el Espíritu Santo, y estaban dejando ser guiados no solamente en la ruta de viaje que haría Pedro para encontrarse con Cornelio, sino que estaba siendo guiado en sus pensamientos, razonamientos que él debería cambiar; pero también por su parte, Cornelio estaba respondiendo a la guía del Espíritu Santo.
En este mensaje, basado en la experiencia de Cornelio (no la de Pedro) lo que les voy a predicar es que: Cuando una persona se deja guiar por el Espíritu Santo, sus acciones demuestran interés espiritual. / ¿Cuáles son las demostraciones de interés espiritual de una persona cuando se deja guiar por el Espíritu Santo? / Basado en nuestra lectura bíblica de Hechos 10:24-33, les compartiré las siguientes demostraciones de interés espiritual:
La primera demostración de interés espiritual de una persona cuando se deja guiar por el Espíritu Santo es que:
I.- QUIERE COMPARTIR DE JESUCRISTO.
Lo que podemos observar de esta historia bíblica es que Cornelio envió desde Cesarea casa tal como Cornelio fue instruido por un ángel en una visión envió seguramente a personal militar bajo su mando hasta la ciudad de Jope (hoy conocida como Jaffa, de Israel), pequeña ciudad portuaria a unos 50 kilómetros al sur de Cesarea, siempre a orillas del Mar Meditarráneo. Pero, lo que quiero que observen con más atención es que mientras los hombres enviados por Cornelio desde Cesarea hasta Jope para hacer venir al apóstol Pedro a su casa, Cornelio estimó cuando mucho al día siguiente el apóstol Pedro estaría llegando a Cesarea a casa de Cornelio acompañado de la gente que este Centurión había enviado a Jope y quizá con algunos de Jope que acompañarían al apóstol. Dice San Lucas acerca de los que regresaron de Jope, que: “Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos” (Hechos 10:24). ¿Qué hizo Cornelio en el inter, en el que fueron por el apóstol Pedro? Convocó “a sus parientes y amigos más íntimos” para que escucharan la predicación del apóstol Pedro.
Creo que esta es una lección para nosotros que también hemos recibido instrucción no por visión ni por ángel, sino directamente de Jesús a través de las Escrituras apostólicas nos llegó. La instrucción dice: “Id, y haced discípulos…” (Mateo 28:19); o “Id, y predicad el evangelio” (Mateo 16:15). Y qué mejor que comenzar con los “parientes”. En la familia seguramente hay muchos o quizá algunos que no son salvos porque no conocen el evangelio de Jesucristo. En nuestro entorno de residencia, de trabajo, etc… también tenemos “amigos” que necesitan escuchar el evangelio. Así como Cornelio hizo este detalle, nosotros también que somos guiados por el Espíritu Santo, deberíamos convocar, invitar a cuantas personas sea posible para el próximo culto donde se predicará la palabra de Dios, aunque no por el apóstol Pedro, sino por mí u otro predicador, pero Dios no dejará sin fruto de arrepentimiento y conversión de personas como lo hubo aquel día en la casa de Cornelio. El Espíritu Santo siempre quiere que los creyentes invitemos a otros a escuchar la palabra del evangelio de Dios, o que nosotros mismos prediquemos el evangelio.
La segunda demostración de interés espiritual de una persona cuando se deja guiar por el Espíritu Santo es que:
II.- DESEA ADORAR A DIOS.
Ahora observe usted lo que ocurrió en cuanto el apóstol Pedro llegó a Casa de Cornelio. San Lucas dice que: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. 26 Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre” (Hechos 10:25-26). Lo que Cornelio quería hacer era adorar, pero no sabía cómo hacerlo, y lo que hizo en su reducida comprensión acerca de la manera de adorar a Dios, fue por lo menos intentar adorar a Pedro. Él siendo un empleado del imperio, su mente estaba orientada a adorar a personas porque los Césares incluyendo al César de su tiempo, reclamaban que ellos debían ser adorados. Habiendo tenido algún conocimiento del Dios de los Israelitas y judíos, y habiendo tenido conocimiento acerca de Jesucristo de quien supo mientras llevaba a cabo su labor en Palestina; y habiendo sido asistido por ángeles de Dios, y por su Espíritu Santo, su mentalidad había comenzado a cambiar. En la ocasión de la visita del apóstol Pedro a su casa, Cornelio aprendió que los hombres no son objeto ni mediadores de la adoración al Dios vivo y verdadero. El apóstol Pedro cuando Cornelio todavía se encontraba postrado delante del él, le dijo: “Levántate, pues yo mismo también soy hombre” (Hechos 10:26). Y así lo hizo Cornelio. No se entercó más en adorar a hombre alguno, ni a usar a un ser humano como su mediador delante de Dios, excepto por medio de Jesucristo cuya naturaleza es Dios y Hombre en una sola persona, merecedor de adoración por haber sido no como nosotros pecadores sino sin pecado.
No se relata que Cornelio en ese momento haya seguido adorando a Dios, pero se sobreentiende que sí, sin embargo, después de la predicación del apóstol Pedro, y después del Espíritu Santo que cayó sobre todos los presentes en la casa de Cornelio, dice San Lucas que todos ellos “magnificaban a Dios” (Hechos 10:46b). Esta es la respuesta o interés espiritual que también nosotros debemos tener para con Dios porque el Espíritu Santo también está guiando nuestra vida. Sin embargo, aun cuando el poder del Espíritu Santo pone en nuestra conciencia que debemos adorar a Dios, y aun cuando tenemos incontables oportunidades de hacerlo, muchas veces el desánimo, la negligencia, y el desinterés invade la vida de los creyentes. Quizá alguna o muchas veces estos enemigos espirituales de la adoración a Dios ha invadido la vida de usted, porque lo hace con todos nosotros, pero debemos obedecer la guía del Espíritu Santo, y debemos adorar a Dios antes que algún simple ser humano como nosotros.
La tercera demostración de interés espiritual de una persona cuando se deja guiar por el Espíritu Santo es que:
III.- AMA PRACTICAR LAS DISCIPLINAS DE LA FE.
Cornelio, ya tenía tiempo que estaba establecido en Palestina. Él ya había conocido, y es más ya era un simpatizante de la religión judía. Por eso, cuando él le cuenta al apóstol Pedro cómo se dio el motivo de mandarle a traer desde Jope dice San Lucas que: “Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, 31 y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios” (Hechos 10:30-31). Era un hombre que, a pesar de no ser israelita sino un extranjero, amaba hacer ayuno y oración, así como hacer limosnas en nombre no de dioses falsos y extraños, sino del Dios de Israel, el único Dios vivo y verdadero. Desde luego que todo esto que él religiosamente hacía es bueno, pero no es todo lo que debía hacer, ni alguna de estas cosas es lo esencial que debería hacer. Lo esencial es que creyera plenamente en Jesucristo, y únicamente en él para su salvación. Sin embargo, qué bueno que hacía estas cosas que Dios tampoco pasa desapercibido en quien las hace, pues el ángel que en la visión le dice que mande traer al apóstol Pedro, le dice: “Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios” (Hechos 10:4b).
Para que las oraciones y limosnas de Cornelio subiesen delante de Dios, implica que Cornelio no las hacía con fingimiento. No hay duda de que el Espíritu Santo estaba formando su devoción a Dios. Pero, lo que le hacía falta es que Jesucristo y el Espíritu Santo moren en su corazón. Por eso tenía que escuchar la predicación. Ni siquiera fue verdaderamente convertido ni por la visión ni por el ángel, sino por la palabra expuesta. Pero, lo que quiero enfatizar en este punto, es que cuando una persona está siendo guiada por el Espíritu Santo a una entrega de su vida a Dios, uno puede y debe practicar estas disciplinas de la fe cristiana como lo son el ayuno, la oración, y hasta el dar limosnas. Desde luego que no se deben hacer con la intención de ganar la gloria de Dios o alguna bendición divina porque las bendiciones que él da, las da por gracia aunque no las merezcamos, pero no las vende ni las promueve para ser ganadas; sin embargo, son disciplinas que debemos practicar como una evidencia de nuestra aceptación y de nuestro crecimiento en la gracia de Dios. Qué hermoso y edificante es que los creyentes tanto en lo personal como en lo colectivo como iglesia ayunemos, oremos, y hagamos el bien al prójimo, especialmente a quienes más lo necesitan, primeramente, a los de la misma fe.
La cuarta demostración de interés espiritual de una persona cuando se deja guiar por el Espíritu Santo es que:
IV.- COMPRENDE QUE ESTÁ EN LA PRESENCIA DE DIOS.
Mucha gente sabe que Dios es Omnipresente, o sea, que Dios está en todas partes o en todo lugar al mismo tiempo; pero no mucha gente tiene la consciencia de que en todo lugar donde uno se encuentre, allí también está localizada la presencia de Dios. Es necesario diferenciar que la presencia de Dios está en todas partes, y que la presencia de Dios se manifestaba en algún lugar específico donde él quiere manifestar que está presente. Por ejemplo, Dios manifestó que estaba presente en el Monte Horeb donde su luego profeta Moisés apacentaba ovejas; allí Dios se le manifestó presente en un fuego que envolvía una zarza sin quemarse, pero Dios no era el fuego, sino solamente para dar una evidencia de que él verdaderamente está presente, aunque antes de que el fuego apareciera y aun después de que desapareciera, Dios sigue estando allí presente. Lo mismo sucedía con el Tabernáculo que los israelitas usaron durante los 40 años en el desierto, y algunos años más antes de tener un templo en Jerusalén. Dios, mediante una nube que reflejaba una luz de la gloria de Dios, manifestaba a su pueblo que estaba presente con ellos. Aquella nube siempre aparecía sobre el Tabernáculo y posteriormente sobre el templo en Jerusalén. Eso dejó en la mente de los judíos que Dios estaba en el templo, pareciéndoles que Dios solamente estuviese allí.
Igualmente, la mentalidad de mucha gente en la actualidad es que cuando necesita a Dios, piensa que se encontrará con él, en el interior del silencio de un templo, o durante el fervor de cánticos de alabanza dentro de un templo. Pero, igualmente Dios está presente en una casa, e incluso en la calle, en el camino, en todo lugar donde haya o haya persona alguna. Es por eso que Cornelio, comprendiendo esta verdad le dijo al apóstol Pedro: “Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado” (Hechos 10:33b1). Pero, hay que aclarar que la presencia de Dios no la trajo Pedro y sus acompañantes creyentes de Jope, sino que por naturalidad su presencia de por sí estaba allí también como lo está también en cualquier lugar donde usted se encuentra en este momento. Por la influencia poderosa del Espíritu Santo en su vida aprendió a comprender que no importa dónde uno se encuentre, uno se encuentra siempre bajo la poderosa presencia de Dios. Lo importante y necesario es que uno reconozca que se encuentra delante de la presencia de Dios, porque cuando no se tiene conciencia de estar en su presencia, uno peca deliberadamente delante de Dios, pero cuando uno tiene consciencia de estar en la presencia de Dios, uno tiene más cuidado de no pecar contra Dios.
Quiera Dios que usted y yo, y que todos los que somos creyentes en Jesucristo, y que somos guiados por el Espíritu de Dios, al saber que estamos siempre delante de la inevitable e imperdible presencia de Dios, seamos más obedientes, respetuosos, reverentes, y siempre adoradores; así estemos en casa, así estemos en un templo, así estemos en la calle, en la oficina, en la escuela, o en el trabajo. Esto es una señal de interés espiritual que demostramos cuando verdaderamente dejamos que el Espíritu Santo guíe nuestra vida.
La quinta demostración de interés espiritual de una persona cuando se deja guiar por el Espíritu Santo es que:
V.- ANHELA CONOCER MÁS LA VOLUNTAD DE DIOS.
Pero no es suficiente con solamente tener consciencia de la presencia de Dios. Cornelio lo explicó bien a Pedro cuando le dijo: “… todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado” (Hechos 10:33b). En este caso era para oír lo que Dios quiere mandar a uno. Cuando uno está consciente de estar en su presencia, uno se dispone a escuchar a Dios, a hablar a Dios, a no pecar intencionalmente contra Dios, y a obedecer intencional y conscientemente a Dios, etc… En el caso de Cornelio, al estar consciente de la presencia de Dios le dispuso a querer escuchar a Dios antes que al mismo Pedro. El Espíritu Santo, en el corazón de las personas a quienes Dios está llamando y encaminando a la salvación, produce un deseo ardiente y ferviente de querer hacer la voluntad de Dios en todo momento y en cualquier lugar. Por eso, uno siempre quiere saber y aprende qué es lo que Dios manda.
Pero, no solamente se trata de escuchar para que luego lo escuchado se lo lleve el viento, sino “para oír todo lo que Dios te ha mandado”, y sin duda que para obedecer lo que Dios está mandando. Es decir, para hacer su voluntad. Gracias a la regeneración que el Espíritu Santo hace en las personas, Cornelio aprendió a hacer la voluntad de Dios. Nosotros también sentimos ese deseo, y se lo decimos a Dios con frecuencia cuando le oramos a él. Gracias a Dios, incluso una himnóloga Eliza E. Hewitt, en 1887, nos legó un himno traducido al español por Vicente Mendoza, himno que se titula: QUIERO DE CRISTO MÄS SABER, es el número 362 del Himnario Solo a Dios la Gloria, con el cual, cantándolo podemos expresarle a Dios nuestro deseo de saber su voluntad para hacer su voluntad. Cuando leemos la palabra de Dios, a menudo descubrimos la voluntad de Dios. Cuando un predicador expone la palabra de Dios, uno puede conocer la voluntad de Dios. Pero, también si oramos a Dios, él nos va a hacer entender su voluntad. Es como hiciera Saulo cuando le dijo a Jesús: Señor, ¿qué quieres que yo haga?
Dejemos que el Espíritu Santo guíe nuestra vida, porque es con su guía que estaremos conociendo y aprendiendo a hacer la voluntad de Dios.
CONCLUSIÓN: Voy a concluir mencionando que no es vano que el Espíritu Santo haya venido a este mundo, y no es en vano que more en el corazón espiritual del que acepta el evangelio de Jesucristo. El apóstol Pablo a los Gálatas les explica que el Espíritu Santo produce fruto en el corazón y en la práctica de la persona en quien Él mora. Su fruto según Pablo es: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; …” (Gálatas 5:22-23a); pero esto no es todo. Nuestro texto de Hechos 10, según la experiencia de Cornelio, nos indica que cuando hemos creído en Jesucristo y dejamos que el Espíritu Santo guíe nuestra vida, pronto nos damos cuenta que (1) queremos compartir de Jesucristo, (2) deseamos adorar a Dios, (3) amamos practicar las disciplinas de la fe como el ayuno y la oración así como dar limosnas a quienes lo necesiten, siempre en el nombre de Cristo, (4) comprendemos que siempre estamos en la presencia de Dios, (5) y anhelamos conocer más la voluntad de Dios para llevarlo a la práctica.
Que todos los que creemos en Jesucristo, dejemos ser guiados por el Espíritu Santo de Dios, y demostremos estos y más intereses espirituales que traigan a nuestra vida más crecimiento y edificación en la gracia de Dios, y al mismo tiempo seamos bendición para más personas.
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