SED AGRADECIDOS (EN VUESTROS CORAZONES)

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SED AGRADECIDOS (EN VUESTROS CORAZONES).

Colosenses 3:15b.

 

“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; Y SED AGRADECIDOS (Colosenses 3:15).

 

   INTRODUCCIÓN: El apóstol Pablo en su segunda epístola que envió al pastor Timoteo, le advierte que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; …” (2 Timoteo 3:1-5).  Como ustedes pudieron escuchar, entre esta larga lista de peligros por los cuales los seres humanos tienden a inclinarse por causa de la naturaleza pecaminosa que está presente en nosotros, se encuentran los: “INGRATOS” (v. 2g).  Y eso no es asunto solamente de la gente sin Cristo en sus vidas, sino aun de los que profesamos la fe en Cristo; sin embargo, hay mucha gente sin Cristo que se muestran en muchos aspectos más agradecidos en todo; e igualmente hay muchos creyentes en Cristo que han cultivado y desarrollado esta preciosa virtud que nos dice el apóstol Pablo que debe ser parte del ingrediente de nuestra vida cristiana.  Aunque pudiese haber grupos de personas como en el caso del grupo de los 10 leprosos, en los que quizá solo 1 de 10 son agradecidos, y la mayoría no.

   En nuestro texto bíblico para este mensaje, después de haber dicho el apóstol Pablo a los Colosenses: “Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que así mismo fuisteis llamados en un solo cuerpo”, palabras que ya les he expuesto en otro mensaje; inmediatamente les añadió la instrucción: “Y SED AGRADECIDOS” (Colosenses 3:15b).  Este añadido de ser “agradecidos”, no lo expresa como en la indicación anterior en el que con respecto de “la paz de Dios”, dice que desea que gobierne “en vuestros corazones”; sin embargo, el ser “agradecidos”, es también un asunto que por su naturaleza tiene su origen en el corazón.  Así que, podemos deducir que lo que el apóstol está diciendo es: (“SED AGRADECIDOS … (“en vuestros corazones”).  Muchas son las cosas que deben mejorarse directa y primeramente en nuestros corazones; y la gratitud es una de ellas, que, como una virtud de la vida cristiana, también debe ser vista en nosotros.

   En esta exposición, debido a que el apóstol Pablo no dice más que “SED AGRADECIDOS”, voy a recurrir a otros textos bíblicos que refuerzan esta instrucción, y basado en tales textos, lo que ahora voy a predicarles con respecto de la gratitud, es que: Para ser agradecidos tal como Dios lo espera, es necesario tomar en cuenta las verdades esenciales de la verdadera gratitud. / ¿Cuáles son las verdades esenciales de la verdadera gratitud que es necesario tomar en cuenta para ser agradecidos tal como Dios lo espera? / En este mensaje no hablaré de todas las verdades esenciales que puedan existir, sino solamente presentaré cuatro de ellas.

 

   La primera verdad esencial de la verdadera gratitud que es necesario tomar en cuenta para ser agradecidos, tal como Dios lo espera, es que:

I.- DEBE SALIR DEL CORAZÓN.

   Es verdad que Jesús dijo que: del corazón salen los malos pensamientos” (Mateo 15:19; Marcos 7:21), y es verdad que eso sucede también entre nosotros. No estamos exentos de que no nos pueda ocurrir; sin embargo, en aquellos que hemos creído en Jesucristo, nuestro corazón, gracias al trabajo que Dios el Padre, Jesucristo el Hijo, y el Espíritu hacen en él, puede producir muchas cosas buenas. Algunas de estas cosas buenas, o virtudes espirituales son mencionadas en los versículos anteriores de Colosenses 3:15, como los actos de misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportamiento, perdón, amor hacia el prójimo y hacia los hermanos en la fe, así como la vivencia de la paz de Dios, y entre ellas también la gratitud (cf. Colosenses 3:12-14). Pero, si es que estas cosas pueden salir de nuestro corazón, no es porque nuestro corazón sea tan capaz de generarlas, sino como ya he dicho antes es porque la presencia divina en nuestro corazón es la que produce todas estas virtudes.

   Ser verdaderamente agradecidos, no consiste solamente en pronunciar las palabras “gracias”, o “muchas gracias” que, para muchas personas, en realidad, solamente son modales para no verse como personas mal educadas; por lo que si la expresión de “gracias”, es usada solamente como un modal de buena educación, en ese caso, no sale del corazón.  Pero, la verdadera gratitud que Dios espera que usemos ya sea si se trata de un agradecimiento para él, o así sea para agradecer algo a nuestros semejantes, a un hermano en la fe, o aun a alguien de nuestra propia familia, las palabras o actitudes que usemos para expresar correctamente ese fin, debe salir no solamente de nuestra habilidad de hablar, sino del sentimiento profundo del corazón.

 

   La segunda verdad esencial de la verdadera gratitud que es necesario tomar en cuenta para ser agradecidos, tal como Dios lo espera, es que:

II.- ES PARTE DE HACER LA VOLUNTAD DE DIOS.

  Ahora, les citaré otras palabras del apóstol Pablo con respecto de la gratitud ya sea que fuese una expresión exclusivamente para Dios o si fuese para expresar a personas con las que día a día interactuamos.  Les escribió a los Tesalonicenses: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18). Lo que estas palabras indican primeramente al decir al final: “para con vosotros en Cristo Jesús”, es que la práctica de la gratitud es un asunto que concierne a una alta responsabilidad ineludible de todos los que somos creyentes en Cristo Jesús. Este énfasis consiste en que debemos practicar el ser agradecidos de una manera mucho mejor que los que no son creyentes de Cristo.

   Luego otro detalle que se indica al principio de este versículo es que se debe dar “gracias a Dios en todo”.  Todo quiere decir todo. Desde que uno despierta, es un deber darle gracias porque él está permitiendo que despertemos nuevamente. Luego, probablemente tendremos la oportunidad para desayunar si es que no abusamos del tiempo de dormir, y si no hay prisa de salir de casa, pues en el desayuno, así como en el almuerzo, la cena, ya sea estando en casa, o en la calle, o en el restaurante, es necesario darle gracias a Dios. Tanto en estos detalles cotidianos como en ocasiones relevantes de nuestra vida como al recibir el salario de la semana, o de la quincena; cuando logramos nuestra casa o cuando la ampliamos; cuando gradúan nuestros hijos, y otros miles de momentos de la vida, hay que dar gracias a Dios.  Incluso cuando no nos está yendo bien en la salud, en la economía, y otras áreas de nuestra vida, hay que darle gracias a Dios.

  El tercer detalle incluido en estas palabras del apóstol Pablo según el texto citado de 1 Tesalonicenses 5 es la indicación que hace después de haber dicho: “Dad gracias en todo”.  La indicación afirma: “porque esta es la voluntad de Dios …” (1 Tesalonicenses 5:18).  Hacer todo lo que es bueno implica hacer la voluntad de Dios, pero, en este caso hay una indicación específica de que el ser agradecido es una manera de hacer la voluntad de Dios.  Parece solamente un pequeño detalle, pero se trata de algo relevante, que es parte integral de una vida bajo la voluntad de Dios.  Hacer la voluntad no consiste solamente en venir a la reunión de la iglesia 2, 3, 4 o más veces a la semana para cantarle a Dios, para orarle, para escuchar o leer su palabra, para ofrendar o diezmar, o para convivir con otros creyentes, sino hasta en expresar gratitud a Dios en cualquier lugar, o incluso al expresar gratitud a cualquier persona que nos haya prestado hasta el más pequeño gesto de atención o favor, es hacer la voluntad de Dios.

 

   La tercera verdad esencial de la verdadera gratitud que es necesario tomar en cuenta para ser agradecidos, tal como Dios lo espera, es que:

III.- DEBE SER INCLUIDA EN NUESTRAS ORACIONES.

  En otra de sus epístolas, no las dirigidas a los Colosenses o a los Tesalonicenses, sino a los Filipenses, les escribió:Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6). La frase “por nada estéis afanosos” (RV60), es prácticamente explicada en otras versiones de la biblia en español al haberla traducido diciendo: “no se aflijan por nada” (DHH); “no se preocupen por nada” (NTV; PDT; TLA); y “no se inquieten por nada” (NVI).  Esto es algo que ocurre comúnmente en muchas personas, pero no debe ocurrir en los que somos creyentes en Jesucristo.  Para nosotros hay una alternativa ofrecida y establecida por Dios que funciona para esos momentos que tienden a orillarnos hacia actitudes afanosas.  La palabra afanoso tiene otros significados y aplicaciones, como el trabajar o esforzarse mucho con dedicación y responsabilidad, pero no es a esto que se refiere el apóstol Pablo.

   En vez de afanarse (entiéndase como preocuparse), la alternativa de Dios que nos indica el apóstol Pablo es que sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego”; es decir, es mejor orarle a él.  Y cuando se ore a él, haciéndole las peticiones correspondientes para la solución de aquello que está motivando nuestra preocupación, no solamente hay que pedirle soluciones a Dios, sino que tal oración debe ir acompañada también de gratitudes, pues vean que en el final de su explicación en Filipenses 4:6, el apóstol añade: “con acción de gracias”.  Esto sugiere que aun en los momentos difíciles de la vida hay que darle gracias a Dios por tales experiencias, por las lecciones que nos trae a la vida.  Esto concuerda con lo que el mismo San Pablo le explica a los romanos cuando les escribió que: “… los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28ab).  Dios, cuando estamos en situaciones complicadas espera que le pidamos como una muestra de dependencia en él, pero también espera que le demos gracias como una muestra de que confiamos en que él va a convertir nuestro mal en bien; así sea una enfermedad, un accidente, una quiebra en los ingresos, o un conflicto con alguien, etc…  Dios espera nuestra gratitud.  Cuando oremos seamos agradecidos no solamente por las cosas buenas de nuestra experiencia, sino también por las malas experiencias que nos van llegando, por lo general de manera constante.

 

   La cuarta verdad esencial de la verdadera gratitud que es necesario tomar en cuenta para ser agradecidos, tal como Dios lo espera, es que:

IV.- DEMUESTRA SI ESTAMOS LLENOS O NO, DEL ESPÍRITU SANTO.

  En otra de sus epístolas, la que escribió a los Efesios, orientándoles a no ser borrachos o dejar de serlo, pues, parece que algunos de los que a pesar de ya ser creyentes en Cristo y reunirse con la iglesia, todavía bebían y abusaban del vino al grado de caer en la embriaguez o borrachera.  Al respecto les escribió: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:18-20).

   Pero, observen que la alternativa que San Pablo les indica a los Efesios es ser “llenos del Espíritu” (v. 18b; se refiere al Espíritu Santo).  Cuando el creyente experimenta esta llenura, uno no se queda callado, sino que cuando es apropiado y oportuno, habla de su conocimiento de la palabra de Dios, uno canta himnos y otros cánticos espirituales, uno canta tanto acerca de Dios en cualquier lugar como también en las reuniones de culto de la iglesia. A uno le da ganas de cantar, de orar, y de platicar acerca de Jesucristo.  Pero, dentro de toda esta expresión de la llenura del Espíritu Santo, un detalle que debe ocurrir de manera natural es que en todo momento y en toda experiencia uno puede estar, según el versículo 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (v. 20).  La gratitud es una expresión de la llenura del Espíritu en nuestros corazones.  Hace evidente si estamos dejando o no, que el Espíritu de Dios llene nuestro corazón no solamente de gratitud, sino de fe, de misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportamiento, perdón, y amor, de paz, de la palabra de Dios, etc… cosas que Pablo les dice también a los Colosenses que debe abundar en sus corazones, vistiéndose de todo ello (cf. Colosenses 3:12-15).

 

   CONCLUSIÓN:  En resumen, el ser agradecido especialmente para con Dios, pero también para con nuestros semejantes es un deber que debe observarse en cada uno de nosotros los creyentes en Jesucristo. Es una práctica que nos asiste para reflejar a Cristo a la humanidad en general. Para nosotros no se trata de un mero modal de la cultura o de la buena educación, es el reflejo de un corazón transformado que indica que ahora por la gracia de Dios produce todo tipo de cosas buenas.  Es también otra manera de demostrar que nos interesa hacer la voluntad de Dios. El ser agradecido en este caso a Dios no es un asunto solamente para cuando vemos que todo está yendo bien, sino aun cuando nos llegan los malos momentos.  Deberíamos pensar como Job le dijo en una ocasión a su esposa:¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?” (Job 2:10b).  Aun bajo estas circunstancias debemos darle gracias porque: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:11).  No descuidemos ser agradecidos primeramente con Dios, pero también en cualquier detalle que nuestros semejantes llegasen a tener para con nosotros, es muestra de que el Espíritu de Dios está trabajando en nuestros corazones.

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El Pbro. Diego Teh Reyes, es Licenciado en Teología y Servicio Social; Maestro en Estudios Teológicos; y Doctorante en Ministerio; y actualmente es Ministro de la Palabra y los Sacramentos como pastor de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México "PENIEL", de la ciudad de Mérida, Yucatán.

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