CANTANDO CON GRACIA EN VUESTROS CORAZONES.
Colosenses 3:16.
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).
INTRODUCCIÓN: Las palabras de nuestro texto bíblico para este mensaje tiene como objetivo enseñarnos a hacer buen uso de la palabra de Dios. Enfatiza por lo menos que puede ser usado para tres cosas especiales: 1) Enseñar, 2) exhortar, y 3) cantar. También señala que enseñar y exhortar deben ser hechos como resultado de un profundo conocimiento de la palabra de Dios, pues, se requiere que dicha palabra esté morando en abundancia especialmente entre quienes van a enseñar y/o exhortar. Pero, cuando se refiere al deber de cantar, indica que su objetivo principal debe ser dirigida “al Señor”, y lo que resalta y enfatiza es que los cantos que se deben ofrecerse a Dios deben ser fundamentados en las Sagradas Escrituras en general.
Pero, el punto principal que corresponde enfatizar en este mensaje es lo que debe estar ocurriendo en nuestro corazón al momento de ofrecer un canto a Dios, pues cómo ustedes han observado en el texto es que como una evidencia de que nos estamos edificando en el evangelio de Cristo, lo que debemos hacer es: “cantando con gracia en vuestros corazones”. El asunto del canto tiene que ver con nuestro corazón, no solamente con nuestras cuerdas vocales a las que no se les va o si les escapa “el gallo”. Sin duda que tiene qué ver también con nuestro conocimiento e inteligencia, pero mucho más tiene que ver con nuestro corazón.
Basado en el contenido de las palabras de Pablo en Colosenses 3, las que dicen que: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16), lo que en este momento voy a predicarles es que: Nuestro corazón para dar a Dios cantos que sean de su agrado, debe estar preparado con los fundamentos necesarios. / ¿Cuáles son los fundamentos necesarios con los que nuestro corazón debe estar preparado para dar cantos a Dios que sean de su agrado? / Basado en las palabras de este texto apostólico les voy a explicar los fundamentos necesarios que nos indica.
El primer fundamento necesario con el que nuestro corazón debe estar preparado para dar a Dios cantos que sean de su agrado, es:
I.- LA PALABRA DE DIOS.
Los cantos tal como se indica en el texto debe ser “con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Esto quiere decir que todo cántico debe estar fundamentado en la palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. A Dios no se le debe cantar nada que su contenido no sea una alabanza que exalte su Ser y atributos; y eso requiere que quien canta tenga conocimiento de que lo que canta o va a cantar está dicho o enseñado en la palabra de Dios. Desde luego que no necesariamente los cantos deben ser reproducciones de versículos o de capítulos o fragmentos de capítulos de textos bíblicos, pero sí es necesario que un canto que sea dirigido a Dios exprese un reconocimiento de lo que la biblia enseña acerca de Él. Hay libertad de escribir cantos para Dios. Se deduce en la expresión que Pablo dice después de decir que se deben cantar “salmos”, cuando menciona “himnos y cánticos espirituales”. Pero, aun en estos casos, deben ser apegados a la enseñanza de la palabra de Dios. Nuestros himnos y todo cántico deben contener como enfatiza el apóstol Pablo: “la palabra de Cristo”. Es decir, deben comunicar el contenido del evangelio.
Me gusta la edición himnarios como el que nosotros usamos, que en la parte superior derecha al encabezado de cada himno se cita por lo menos un versículo, a veces hasta 3 o 4 versículos en cuyo contenido y palabras se basa cada uno de los himnos que entonamos. Es verdad que tales versículos no fueron indicados por los respectivos autores de esos himnos, sino que los que compilaron los himnos y los editores añadieron tales versículos señalando de esta manera que nuestros himnos tienen fundamento en las Sagradas Escrituras. Como no podemos saber en qué textos bíblicos se inspiraron los autores de los himnos, es muy seguro que tuvieron como base otros textos e historias bíblicas, pues los que ahora aparecen en nuestros himnarios, aunque siempre fundamentan las palabras de cada himno, en realidad no son los únicos textos que la fundamentan, sino que todavía hay más fundamentos bíblicos en las que seguramente se pudieron haber inspirado sus autores. Por eso, es bueno que mientras cantamos, pensemos también en la palabra de Dios y descubramos cómo nuestros himnos están impregnados de la palabra de Dios. Igualmente es bueno hacer el ejercicio mental de relacionar himnos mientras leemos la biblia, porque después así sabemos que nuestros himnos evocan las verdades enseñadas en la palabra de Dios.
El segundo fundamento necesario con el que nuestro corazón debe estar preparado para dar a Dios cantos que sean de su agrado, es:
II.- LA SABIDURÍA.
Las primeras dos cosas que el texto menciona que deben ser hechas con sabiduría son: 1) la enseñanza, y 2) la exhortación; pero el cantar no puede quedarse sin este fundamento. Debe ser hecho igualmente con sabiduría. Si un canto llegara a estar dirigido a las personas para invitarles al arrepentimiento, como, por ejemplo, el himno: PECADOR, VEN AL DULCE JESÚS, entonces cae en las categorías de enseñanza y de exhortación, por lo que debe expresarse con sabiduría, la cual no le hace falta a dicho himno clásico. Pero, no solamente debe contener palabras sabias en su contenido expresadas por su autor, sino también que quien lo canta lo debe cantar con sabiduría, entendiéndolo primeramente quien lo canta.
En este caso, sabiduría es usada como sinónimo de inteligencia. La TLA con respecto del enseñar y exhortar (corregir en la TLA) dice en vez de sabiduría: “háganlo de manera inteligente». Es lo mismo que en palabras similares escribió a los Corintios con respecto de cómo debe hacerse las oraciones, pero justamente también de cómo debe expresarse los cantos. San Pablo dice: “Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento” (1 Corintios 14:15). Es necesario que nuestros cantos, himnos, estribillos, alabanzas, las entendamos si no antes de cantarlas, pero por lo menos mientras las estamos cantando o escuchando por primera vez. Ya después de haberlos escuchado más de una vez, ya deberíamos estar seguros de haberlo entendido. Así, las siguientes ocasiones que nos toque cantar para Dios las que son expresamente dirigidas a él, o cuando nos toque cantar las que van dirigidas a la iglesia o a los no creyentes, nuestro cantar esté lleno de sabiduría, inteligencia, o entendimiento, confirmando al mismo tiempo que tiene fundamento en las Sagradas Escrituras. Nuestro corazón debe conocer el fundamento bíblico de cada himno, y debe también cantarlo con sabiduría. Así tendremos constancia que lo que hemos comunicado al cantar cumple con un correcto contenido donde el tema central es Cristo y su evangelio.
El tercer fundamento necesario con el que nuestro corazón debe estar preparado para dar a Dios cantos que sean de su agrado, es:
III.- LA GRATITUD.
La segunda parte de nuestro texto, la parte que se refiere al tema del canto, pero al mismo tiempo refiriéndose al tema de que “la palabra de Cristo more en abundancia” tanto en la iglesia como en nuestras vidas, dice: “cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16b). Con respecto a la frase: “cantando con gracia en vuestros corazones”, la parte que en nuestras biblias dice que se debe cantar “con gracia”, el sentido que expresa esta palabra no solamente encierra la idea de que: 1) sea un canto agradable para todo aquel que la escucha, aunque en realidad no tiene nada de malo que sea agradable al oído humano, sino que es algo bueno; y si es dedicado a Dios, por supuesto que debe ser agradable para él; pero no es este sentido de agradabilidad al que se refiere la expresión “cantando con gracia”. 2) Tampoco se refiere al sentido de que “gracia” también significa algo que se da sin ser merecido, pues no se puede decir que Dios no merezca alguno de nuestros cantos, ni tampoco significa que cuando nos dirigimos a nuestros semejantes, se deba pensar o hacerles saber que no merecen escucharlo.
3) Las palabras griegas utilizadas por san Pablo con respecto a este asunto de cantar “con gracia”, es: ἐν τῇ χάριτι[1] (en ti járiti; literalmente: en la gracia). Así que no es mala la traducción de nuestras biblias RV60, pues cantar implica tener una clara comprensión de cómo el evangelio de Cristo ha estado haciendo su efecto redentor y salvador en nuestros corazones, por lo que debe el canto debe resultar como una expresión de sincera gratitud a Dios. Es relevante que otras versiones de la biblia en español como la DHH, NTV, NVI, PDT, y TLA entre otras, todas estas en vez de “cantando con gracia”, traducen diciendo: “Con corazón agradecido canten a Dios …” (Colosenses 3:16b, DHH); “Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido” (Colosenses 3:16b, NTV); “canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón” (Colosenses 3:16b, NVI); “Canten salmos y canciones espirituales con el corazón lleno de agradecimiento a Dios” (Colosenses 3:16b, PDT); y “Canten salmos, himnos y cantos espirituales, dando gracias a Dios de todo corazón” (Colosenses 3:16b, TLA). Todas estas traducciones aplican el término gratitud, como fundamento de nuestro cantar a Dios; verdad que está implícita en la RV60 en el amplio significado de la expresión “con gracia”. Cada canto que entonemos tanto en el templo como en cualquier lugar donde tengamos la libertad y oportunidad de cantar, debe resaltar de nuestro corazón, la gratitud que le tenemos a Dios por su infinita y eterna misericordia y gracia que ha tenido por nosotros mediante Jesucristo su Hijo.
CONCLUSIÓN: Voy a concluir recordándoles que tanto la palabra de Cristo, como la sabiduría, y la gratitud son elementos que deben ser tomados en cuenta al momento de escribir un canto, al momento de escuchar y/o aprender un canto, así como al entonar un canto. Tienen que ver con el corazón. La Palabra, la sabiduría, y la gratitud, que deben abundar en el corazón del creyente de Jesucristo son los elementos que deben hacer salir cánticos para alabar a Dios. Si hace falta uno de estos elementos, no se puede decir que se trata de un buen canto. Si es un cántico para edificar a otros creyentes o para alcanzar a incrédulos, tampoco pueden hacer falta los dos primeros: La palabra, y la sabiduría. Lamentablemente hay muchos cantos (valga la redundancia) de cantantes que no tomaron en cuenta alguno de estos elementos, y con ellos pretenden alabar a Dios. Algunos de tales cantos, no contienen la palabra de Dios; o si la contienen, pero sospechosos de tener sentidos ambiguos. Algunos, son faltos de expresar gratitud, porque sus autores solamente lo hicieron para obtener dinero de sus ventas de cantos. No es así como nosotros deberíamos cantarle a Dios, sino como dice San Pablo: “cantando con gracias en vuestros (o sea, nuestros) corazones” (Colosenses 3:16b). Los himnos que están en nuestros himnarios han pasado los filtros correspondientes, y las alabanzas que entonamos en nuestros cultos son filtrados también antes de presentarlos la primera vez al conocimiento y canto de la iglesia.
Dios nos siga capacitando para cantar con la palabra de Cristo, con sabiduría, y con gratitud en nuestros corazones.
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