¿POR QUÉ PENSÁIS MAL EN VUESTROS CORAZONES?
Mateo 9:1-8 (v.4).
“Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?” (Mateo 9:4).
INTRODUCCIÓN: Tiene razón el proverbio bíblico que dice: “Al que piensa hacer el mal, le llamarán hombre de malos pensamientos” (Proverbios 24:8). Eso eran los escribas que fueron testigos de la declaración que Jesús hizo al paralítico diciéndole: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados” (Mateo 9:2c). Eran hombres de malos pensamientos, y penosamente eran representantes de la religión. Jesús descubrió que en los corazones de aquellos escribas se estaba generando una abundante lista de malos pensamientos que los llevaría a hacer maldad, particularmente contra Jesús, promoviendo con maldad que él fuese sentenciado a muerte por afirmar que él perdonaba pecados. Estos no lo lograron tan pronto, pero con el paso de unos 3 años más, en unión con otros poderes religiosos lograron que Jesús fuese sentenciado a muerte. Por considerar que Jesús era solamente un simple hombre, ellos suponían que él estaba blasfemando contra Dios, usurpando la función divina de perdonar pecados, atribución que solamente le corresponde a Dios y a nadie más. Estaban pensando que Jesús se estaba ostentando falsamente como divino con facultad de perdonar pecados; pero, no era el caso de Jesús que, si bien ellos no lo podían percibir, Jesús era auténticamente el Hijo de Dios, igual a Dios mismo. Por eso relata San Mateo que “… conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?” (Mateo 9:4).
Los malos pensamientos, tienen diversos resultados o consecuencias, por ejemplo: Zofar naamatita, un amigo de Job, analizando con toda honestidad el problema que a él le causaba sus propios pensamientos, dice: “Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro” (Job 20:2). El corazón al afectar los pensamientos afecta también nuestras acciones y hasta las palabras que usamos en nuestras conversaciones, y hasta nuestra manera de decir las cosas. Si se trata de malos pensamientos como los que se estaban desarrollando en la mente o corazón de aquellos escribas de nuestra historia bíblica, las consecuencias se harían evidentes en malas acciones. Esa es la maldad que Jesús descubre que ellos estaban preparando en sus malos pensamientos para ejecutar malos hechos. Por sus funciones de ser escribas eran identificados y conocidos como hombres de Dios, pero sus malas acciones consecuentes de sus malos pensamientos, los desacreditaba. ¡Qué mal por ellos!
Basado en el contexto y en la pregunta que Jesús hace a los escribas diciéndoles: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”, lo que específicamente voy a predicarles en este mensaje es que: Aunque del corazón salen los malos pensamientos, también tiene potenciales favorables en cuanto a los pensamientos. / ¿Cuáles son los potenciales favorables que el corazón tiene en cuanto a los pensamientos, aunque también de él salen los malos pensamientos? / En este mensaje me propongo compartirles algunos de tales potenciales favorables.
El primer potencial favorable que tiene el corazón en cuanto a los pensamientos, aunque también de él salen los malos pensamientos, es que:
I.- EL CORAZÓN NO SOLO SIRVE PARA PRODUCIR MALOS PENSAMIENTOS, SINO TAMBIÉN LOS BUENOS.
La pregunta: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?”, implica que uno piensa mal porque uno con su corazón decide pensar mal, mas no necesaria y absolutamente tiene qué pensar mal. El hecho de que Jesús en su debido momento enseñó también que “… del corazón salen los malos pensamientos” (Mateo 15:19a; Cf. Marcos 7:21a), no quiere decir que no haya en el corazón alguna gracia común y capacidad moral para que este produzca buenos pensamientos, pues Jesús mismo dijo que: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45). La pregunta de Jesús es en realidad una amonestación que en otras palabras lo que les estaba diciendo a aquellos escribas es: ¿por qué están pensando mal en sus corazones cuando pueden pensar bien?
En Génesis 6 donde Moisés describe la maldad de los hombres antediluvianos, dice de Dios con respecto a tales seres humanos que: “vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal” (Génesis 6:5). La consecuencia de ser especialistas en el desarrollo de pensar “solamente el mal”, lo que ocurrió es que “se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. 12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Génesis 6:11-12). Dios quería verlos arrepentidos, porque sí podían hacerlo. Quería verlos como Noé el único hombre de aquel tiempo de quien Moisés dice que era: “… varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé” (Génesis 6:9b). El corazón de Noé no fue hecho de otro material, ni estaba libre de la corrupción del pecado, pero pensó no con el mal que sus contemporáneos pensaban, sino que pensó bien, considerando la importancia y necesidad de caminar con Dios. De que Noé pecó, no hay duda de ello, pero también pensó que le era necesario caminar con Dios.
El segundo potencial favorable que tiene el corazón en cuanto a los pensamientos, aunque también de él salen los malos pensamientos, es que:
II.- EL CORAZÓN DE MALOS PENSAMIENTOS PUEDE SER RENOVADO POR DIOS A UN CORAZÓN QUE PIENSE BIEN.
En Ezequiel 11, Dios anuncia que les va a corregir el corazón de por lo menos unas 25 personas a quienes él describe como “hombres que maquinan perversidad” (Ezequiel 11:2b), para que ya no sigan pensando males y haciendo más males como expulsión de habitantes de la ciudad y hasta asesinatos. Solamente imagínense qué tipo de pensamientos pasaba en la mente o corazón de estos personajes, en su proceso de maquinar perversidad. Ah, y eran príncipes (hijos de personas al servicio del pueblo), pero necesitaban la corrección del problema que había en su corazón con sus pensamientos. Fue en ese contexto que Dios anunció para ellos: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, 20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios” (Ezequiel 11:19-20). El corazón de piedra es el corazón insensible, capaz de pensar maldades al por mayor contra su propio prójimo, y capaz de vivir en abierta oposición a la voluntad de Dios. Pero el corazón de carne que Dios entrega representa el cambio de la insensibilidad a la sensibilidad de pensar bien a favor del prójimo y en todo lo que uno hace y que glorifique a Dios. Eso era lo que también necesitaban los escribas a quienes Jesús confronta preguntándoles por qué pensaban así con maldad. Esto es también lo que todavía necesitamos algunos, si es que no muchos de nosotros.
Dios sigue transformando corazones para evitar producir todo tipo de malos pensamientos, pero ahora nos da nada menos que la mente de Jesucristo su Hijo. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo dice que los que somos creyentes de Jesucristo, ahora: “tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16c). Es la misma verdad del nuevo corazón, el de carne, pero dicha de otra manera. Esto es una buena noticia. Nuestro corazón ya está en capacidad de apegarnos a pensar como Dios piensa. Tener la mente de Cristo es la capacidad máxima y divina que nos ha sido dada ahora a los que creemos en Jesucristo, para que no tengamos la insensibilidad y pecaminosidad de caer en la malicia de generar solo malos pensamientos en nuestro corazón.
Demos gracias a Dios porque él se ha ocupado de nuestra vida no dejándonos en la maldad al que nos inclinábamos como instrumentos para generar malos pensamientos y maldades. Ahora, podemos apegarnos a pensar como Cristo piensa, y como Dios piensa. Dios al describir sus pensamientos, dice de sí mismo: “mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). Nunca llegaremos a pensar con la misma perfección que él, pero con la mente de Cristo, podemos estar lo más apegado posible a pensar como él. Dios tiene en Jesucristo su Hijo, la perfecta solución para el corazón de malos pensamientos.
El tercer potencial favorable que tiene el corazón en cuanto a los pensamientos, aunque también de él salen los malos pensamientos, es que:
III.- EL CORAZÓN PUEDE MEJORAR SUS PENSAMIENTOS DE HACER MAL A HACER BIEN.
Desde luego que esta capacidad solo es posible en un corazón donde Cristo ha sido recibido para que en ello tenga su habitación. Entre las epístolas de Pablo que no fueron enviadas a fariseos sino a cristianos, está la dirigida a los Filipenses, en el que el apóstol les escribió: “… hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, EN ESTO PENSAD” (Filipenses 4:8). Es obvio que un corazón en el que Cristo no está presente, no se pueden dar estos pensamientos de manera correcta, pero el corazón en el que Cristo está presente, tal corazón y persona al tener nada menos que “la mente de Cristo” (cf. 1 Corintios 2:16c), sí puede pensar todo lo bueno. Es por eso que san Pablo ordena: “EN ESTO PENSAD”, porque no hay duda de que el creyente de Cristo sí lo puede hacer, contando además con el auxilio y capacitación del Espíritu Santo para poder pensar todo tipo de bien.
Si usted tiene problemas con lo malos pensamientos que podrían brotar sin limitación desde su corazón, haga su esfuerzo de pensar bien, y seguro que lo podrá hacer porque no está solo, sino que Dios ha puesto en el corazón de usted, el poder necesario para que los buenos pensamientos reemplacen a los malos pensamientos. Usted puede mejorar abandonando el ser mal pensado contra otras personas. Usted puede dejar de desear y esperar que a alguien le ocurra algo que ni a usted le gustaría que le ocurra. Usted puede dejar de querer hacerle maldad a otros. Usted puede dejar de pensar y hacer maldad a alguien. Todo esto es posible porque uno puede dejar de pensar mal para pensar bien. Conforme usted vaya aprendiendo a hacer el bien enseñado en la palabra de Dios, usted podrá pensar bien para hacer el bien esperado por Dios.
CONCLUSIÓN: El corazón humano que ya por naturaleza es totalmente capaz para pecar y hacernos pecar, por ello no queda exento de producir malos pensamientos, aun cuando uno está involucrado en una organización religiosa como lo estaban los escribas de la lectura bíblica, y como estaban los fariseos e igual los saduceos de los tiempos de Jesús; aun cuando uno está dentro de la comunión del pueblo de Dios como lo estaban los príncipes del pueblo de Dios en el tiempo del profeta Ezequiel.
Tenga usted cuidado, que no es una asociación religiosa la que transforma el corazón de su capacidad de hacer mal a sus propios semejantes, sino que es el amor de Dios, la gracia de Jesucristo, el poder del Espíritu Santo, y la eficacia de la palabra revelada de Dios los que en unidad hacen de nuestro malvado corazón, el mejor corazón que puede pensar todo el mejor bien que debemos pensar para nuestro propio provecho, el de nuestra familia, el del prójimo en general, el del lugar donde trabajamos, y hasta de la misma iglesia del Señor Jesucristo en el que servimos. Creyendo en Jesucristo es que comienza a mejorar nuestros pensamientos. Que nadie que haya escuchado este mensaje se pierda la bendición de ser un creyente en Jesucristo.
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