EL MAGNIFICAT DE MARÍA: ADVIERTE QUÉ HAY PERSONAS QUE DIOS NO TOLERA

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EL MAGNIFICAT DE MARÍA: ADVIERTE QUÉ HAY PERSONAS QUE DIOS NO TOLERA.

 Lucas 1:46-55.

 

   INTRODUCCIÓN: En un sermón anterior analizamos que entre una serie de acciones que Dios hace de manera permanente con la finalidad de favorecer a su amado pueblo de todos los tiempos, así como a personas en particular a quienes Él ha escogido para propósitos especiales, Dios les quita a personas sus malas metas de sus pensamientos, destrona a gente poderosa no importa si estos sean reyes o emperadores, esparce a la gente que se une con el fin de unir fuerzas para dañar a otros, y también se encarga de quitar tanto a personas así como hasta a ejércitos de naciones todo el poder económico que antes han tenido; todo ello porque no concuerdan con el estilo divino de vida.  Estas acciones de Dios, las hace en contra de ciertas personas que Él no tolera. A veces pensamos que lo que Dios no tolera es solamente el pecado, sin embargo, también a las personas que deliberadamente dedican su tiempo y vida a la práctica de determinado pecado. No es lo mismo pecar sin realmente querer pecar, que pecar porque uno está deseando pecar, y es más abominable para Dios cuando dicho pecado está enfocado a dañar a otras personas.

   Por ejemplo, en los Proverbios de Salomón, leemos que se afirma que: “Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, 18 El corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, 19 El testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos” (Proverbios 6:16-19); todos estos son pecados que intencionalmente se ejecutan en contra de otras personas.  María en su Magnificat, indica precisamente que hay tipos de personas que por sus malas actitudes pecaminosas Dios no los tolera.  / ¿Cuáles son los tipos de personas que por sus malas actitudes pecaminosas Dios no los tolera? / Observando las palabras que usa María en su cántico iremos descubriendo qué tipo de personas son las que Dios no tolera.

 

   El primer tipo de personas que por sus malas actitudes pecaminosas Dios no los tolera, son:

I.- LOS SOBERBIOS.

   María, en su Magnificat, indicando las acciones que Dios hace con el fin de favorecer a su pueblo amado, dice ella acerca de Dios, que Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones” (Lucas 1:51b).   Esto recuerda cuando la gente de Babel quería hacerse la más notoria entre los pueblos y ciudades de su época construyendo “una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra” (Génesis 11:4).  Dios no esperaba esta mentalidad de aquellos babelitas, por lo que dice Moisés en el Génesis que: dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero. Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad” (Génesis 11:6-8).  Dios no estuvo de acuerdo con aquel acto de soberbia, pero Dios no solo condenó la soberbia de aquella gente, sino que actuó, puede decirse, en contra de los mismos soberbios.

   Desde luego que la decisión de tratar con mano dura a los soberbios no es por una arbitraria actitud de Dios en contra de ellos, sino por un acto de justicia que él aplica en contra de ellos; y está en su derecho de hacerlo porque Él es nada menos que el Creador, y por lo tanto Dueño y Señor de todo ser humano.  Pero, Dios no actúa así en contra de personas que no hacen injusticia contra otras personas, pues, el propósito de Dios es favorecer a quienes se mantienen en justicia o a quienes padecen alguna necesidad, o que son víctimas de sus semejantes.   Un proverbio de Salomón explica que: Jehová asolará la casa de los soberbios; pero afirmará la heredad de la viuda” (Proverbios 15:25).  Si el soberbio no fuere soberbio, entonces, no recibiría acción de Dios en su contra, sino que recibiría el favor de Dios para que su vida sea afirmada como en el caso de la viuda mencionada en el proverbio que acaba de citar.

   En el mismo libro de los proverbios, a manera de instrucción para no ser uno más de los soberbios se aconseja a todos los que están de acuerdo en sumarse a la obediencia a Dios.  En dicho consejo dice el proverbista que “El temor de Jehová es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal camino, y la boca perversa, aborrezco” (Proverbios 8:12-13). Si hemos tomado la decisión de vivir bajo el temor de Dios, una de las cosas que deberíamos hacer es “aborrecer… la soberbia”, porque Dios no tolera a los soberbios, y en algún momento Dios mismo les traerá confusión que les hará perder los malos objetivos que se habían propuesto.  Vivimos en tiempos que los soberbios están al día en contra de la vida, la familia, y las libertades, llamando malo a lo que es bueno, y bueno a lo que es malo.  Pero, finalmente, un día, Dios los confundirá y prevalecerá la gloria de Dios, y entonces, la iglesia de nuestro Señor conformada por creyentes en su Jesucristo su Hijo, será el cuerpo glorioso de personas victoriosas que viviremos sin la opresión de los soberbios.  Solamente que no seamos uno más de entre los soberbios.

 

   El segundo tipo de personas que por sus malas actitudes pecaminosas Dios no los tolera, son:

II.- LOS PODEROSOS.

   Entre las palabras del Magnificat, María, hace referencia a otro grupo o tipo de personas que Dios no tolera.  Lo encontramos en la frase que dice: “Quitó de los tronos a los poderosos” (Lucas 1:52a).  En este caso, cuando habla de “los poderosos”, sin duda que se refiere a emperadores y a reyes, juntamente con sus generales y ejércitos.  No importa si estos han tenido trayectoria o prestigio previamente, cuando ya son intolerables para Dios, es que ya les llegó la hora de ser depuestos de su trono.  No importa, si ya lleva 40 años en el poder como el rey Saúl que gobernó 40 años para luego ser depuesto por Dios mismo.  Pero, cuando Dios quita poderosos del trono, es porque Dios está haciendo algo bueno, algo sabio, algo favorable ya sea para la humanidad en general, o para un grupo de naciones, así como podría ser para bien del pueblo de Dios disperso por todo el mundo.  Pero, Dios no quita arbitrariamente a todos los poderosos, pues, en realidad, es por su providencia que Dios les hizo poderosos para gobernar en su nombre.  A los que se olvidan de gobernar en su nombre, y para los fines que Él mismo desea que se cumplan como el ser bendición para su pueblo escogido, es a tales poderosos que, así como los constituyó, así también los depone.

   María quizá estaba analizando la historia de los últimos 600 años de su pueblo, contra quienes vinieron los babilonios y destruyeron Jerusalén, y aunque a los judíos se los llevó cautivos a Babilonia, finalmente fue Dios el que acabó con el imperio babilónico la noche del día cuando Dios escribió la frase aramea: “MENE MENE TEKEL UPARSÍN” (cf. Daniel 5:24-30).  Igualmente, Dios, le puso fin al reino e imperio de los Medos y Persas.  Dios también le puso fin al macedonio Alejandro Magno quien fuera rey de Macedonia, hegemón de Grecia, faraón de Egipto y Gran rey de Media y Persia[1]. Lo mismo ocurrió con el poder de los seleucos o seleucidas, y los antíocos helenistas o griegos que dominaron el territorio de los judíos, del pueblo de Dios.  Al haber actuado Dios en contra de aquellos poderosos, se fue abriendo paso al cumplimiento de la promesa del Mesías prometido, el cual fue concebido por María.

   Todo lo que Dios fue haciendo con los poderosos, durante siglos en las naciones extranjeras, así como entre los israelitas, fue para que el pueblo de Dios de todos los tiempos futuros seamos bendecidos nada menos que con la presencia de Jesucristo el Hijo de Dios en este mundo, pero también en el alma o corazón de todos los que creemos en él.  En la actualidad, todavía hay poderosos a nivel mundial o internacional cuyos intereses atentan contra el pueblo de Dios, la iglesia, los llamados de Dios por medio de Jesucristo; sin embargo, será solamente por un poco de tiempo que disfrutarán las delicias del poder que no aprenden a manejarlo bien poniéndolo al servicio de Dios, sino que usan su poder para sus propios deleites, y para hacer maldad contra el prójimo. Pero, Dios se encargará de ellos, pues, Él les pedirá cuentas de su poder, y ¡Ay, de los que usaron su poder para perjudicar al amado pueblo de Dios! ¡Ay, de los que no fueron bendición para el pueblo de Dios! Dios sigue destronando poderosos, para que, en su debido tiempo, el pueblo de Dios sea el pueblo eternamente triunfante.  Gracias a Dios por favorecer a su pueblo. No está olvidado de su pueblo, aunque haya quienes así lo piensan o que así les parezca.

 

   El tercer tipo de personas que por sus malas actitudes pecaminosas Dios no los tolera, son:

III.- LOS RICOS.

   María se ha referido a “los soberbios” (v. 51b), se ha referido a “los poderosos” (v. 52a), pero luego dice en su cántico: “Y a los ricos envió vacíos” (Lucas 1:53b).  “Los ricos”, pero permítame aclarar que no es contra todos los ricos, ni en contra de cualquier rico, sino solamente contra aquellos ricos que viven haciendo lo contrario de lo que Dios desea.  A estos ricos, Dios los tiene en la mira para actuar con ellos, la verdad, primeramente, con misericordia, pero si estos no actúan conforme al deseo y plan de Dios, entonces, Dios terminará actuando en contra ellos con el fin de obligarlos y humillarlos a que se sometan a su voluntad; y así se cumpla, aunque a la fuerza los propósitos de Dios para bien de los suyos.  Hasta Jesús, cuando predicaba, y se dirigía a este tipo de ricos, les decía: “Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo” (Lucas 6:24).  Cuando les habla de “vuestro consuelo”, sin duda que es una expresión de ironía, dándoles a entender que tendrán su castigo por sus malas actitudes por causa de no usar su riqueza para bendecir a otros. Dios no tolera las malas actitudes de los ricos que usan su riqueza para hacer mal, o que simplemente no usan su riqueza para hacer bien al prójimo.

   Los ricos, en realidad, no son ricos por su propia cuenta, sino que es Dios quien los hace ricos. Ser rico, no es nada malo por sí mismo, sino una gran bendición que no es dada a todos o a cualquiera, sino solamente a quienes Dios escoge para darles una especial y abundante gracia común, pero es un peligro para cualquier persona que no aprende a ser rico para la gloria de Dios, pues, incluso los ricos que han tenido la gracia de poder tener fe en Jesucristo siguen en peligro de actuar inapropiadamente, pues dice el apóstol Pablo a Timoteo en su primera epístola que “… raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Timoteo 6:10).  Y el mismo apóstol Pablo insiste a Timoteo que se debe hacer trabajo pastoral también con aquellos que son bendecidos con riquezas materiales, pues le dice a este pastor: A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (1 Timoteo 6:17-19).

   Dios no tolera a los ricos injustos, pero, antes que ejecutarlos, humillarlos, o actuar en contra de ellos, Dios espera que primeramente se entreguen a la fe en Jesucristo, y luego “Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna” (vv. 18-19). Pero, si algún rico no hace esto, Dios se encargará de poner a tal persona en su lugar, con tal de que ninguno padezca injusticia por causa de tal persona.  Así es como Dios trata con los ricos injustos, con tal de que los amados de Dios de todos los tiempos no sean pisoteados por gente sin escrúpulos que por su dinero humillan a sus semejantes.

 

   CONCLUSIÓN: Pero, luego de tanto hablar acerca de las personas que Dios no tolera, tengo también que hablarles acerca de las personas que a él le agradan, y espero que usted se encuentre en esta categoría de personas.  Citaré un texto de la epístola a los Hebreos, en el que su autor con verdad dice que: “sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6a). Así que, si usted tiene esta fe a la que se refiere el autor de estas palabras, y que se trata de tener fe en Dios por medio de Jesucristo, entonces, usted ya no está en el tipo de personas que Dios no tolera.  María solamente menciona 3 tipos de personas, pero San Pablo en su primera epístola a los Corintios dice más ampliamente: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11).   Hemos sido justificados y lavados, y estamos siendo santificados por haber creído en Jesús.  Dios que no tenía por qué tolerarnos, nos recibió por la fe que tuvimos en Jesucristo. Si alguien no ha tomado esta decisión, por favor, no deje pasar este momento porque todavía está a merced de la ira de Dios; pero si usted ha creído en Jesucristo el niño en quien Dios se encarnó en el vientre de María, usted es contado entre el pueblo amado de Dios, la iglesia que camina día a día hacia un encuentro eterno con Dios.  Solo Jesucristo nos libra de la ira presente y de la ira venidera de Dios.

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[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandro_Magno

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El Pbro. Diego Teh Reyes, es Licenciado en Teología y Servicio Social; Maestro en Estudios Teológicos; y Doctorante en Ministerio; y actualmente es Ministro de la Palabra y los Sacramentos como pastor de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México "PENIEL", de la ciudad de Mérida, Yucatán.

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