EL BENEDICTUS DE ZACARÍAS: LA ESPIRITUALIDAD DE UN HOMBRE CONSAGRADO

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EL BENEDICTUS DE ZACARÍAS: LA ESPIRITUALIDAD DE UN HOMBRE CONSAGRADO.

Lucas 1:67-79.

 

    INTRODUCCIÓN: En los mensajes anteriores, abordamos el primero de los cuatro cánticos evangélicos registrados por San Lucas, y que se trató de “El Magnificat”, o “Cántico de María”.  Ahora, en este segundo bloque de mensajes de adviento, abordaremos un segundo cántico, el cual se trata de “El Benedictus” o “Cántico de Zacarías”Se llama o se le conoce como “El Benedictus”, porque en la Vulgata Latina, traducción del griego al latín, la primera palabra de dicho cántico en Lucas 1:67 dice: “Benedictus”, y la primera frase completa dice: Benedictus Dominus Deus Israel.   En las palabras griegas usadas por San Lucas al escribir las palabras de Zacarías su autor, dice: Εὐλογητὸς κύριος ὁ θεὸς τοῦ Ἰσραήλ.  Si el canto se hubiese conocido más por el griego que por el latín, entonces se llamaría Eulógetos, lo que en nuestra versión RV60 se traduce como: “Bendito”, que aunado a toda la frase dice: Bendito el Señor Dios de Israel” (Lucas 1:68a).  Es la segunda de tres canciones que se encuentran en el primer capítulo del Santo Evangelio según San Lucas.

  El canto completo, como ustedes lo pueden apreciar es bastante largo, e imposible más que difícil de predicar o exponer en un solo mensaje, por lo que solamente mencionaré algunas partecitas de tan preciosa letra; sin embargo, antes que analizar la letra propiamente del canto, haré observaciones importantes más con respecto a su autor, y entonces conoceremos más acerca de la espiritualidad de Zacarías como un hombre consagrado, y así entenderemos el porqué de su canto tan relevante que se centra nada menos que en Jesucristo el primeramente Hijo de Dios, y también humanamente hijo de María.

   Y lo que hoy les estaré predicando es que: Una persona que bendice a Dios es verdaderamente consagrada en diversas disciplinas de la fe cristiana. / ¿Cuáles son las diversas disciplinas de la fe cristiana en las que es verdaderamente consagrada una persona que bendice a Dios? En este mensaje, basado en los antecedentes de Zacarías, y en parte en su canto conocido como “Benedictus”, les compartiré algunas de estas diversas disciplinas.

 

   La primera disciplina de la fe cristiana en la que es verdaderamente consagrada una persona que bendice a Dios, es:

I.- LA PRÁCTICA DE LA ORACIÓN.

  Zacarías autor del “Benedictus” era primeramente esposo de Elisabet la prima de María la entonces futura madre del Hijo de Dios.  La realidad era que ambos eran gente mayor de edad que no habían podido jamás tener un hijo, sin embargo, ambos deseaban tener un hijo; y él en lo particular no había descuidado orarle a Dios para pedirle que tener un hijo con su esposa Elisabet llegue a ser realidad. Además de ser esposo de Elisabet también era sacerdote.  San Lucas describe esta labor sacerdotal que le correspondía, diciendo: Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso” (Lucas 1:8-10).  El ofrecimiento de incienso que él hacía de vez en cuando, no siempre le tocaba hacerlo, era un ritual que simbolizaba el ofrecimiento de las oraciones de la gente por quien el mediaba delante de Dios en su oficio sacerdotal.  Al mismo tiempo, era un momento apropiado para ofrecer a Dios su propia oración, aunque no hay duda que también oraba a Dios por sus motivos matrimoniales y familiares, fuera de los momentos propios de su oficio sacerdotal.

   En aquel momento que estaba ministrando el ofrecimiento del incienso, dice San Lucas que a Zacarías: “… se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, …” (Lucas 1:11-13).  El mismo ángel resalta que su oración había sido oída, podría ser por su perseverancia de orar constantemente, o podría ser que la oración propiamente de ese momento fue escuchada y enviada respuesta inmediatamente a él mientras él todavía estaba en el área donde ofrecía el incienso; pero lo cierto es que Zacarías era un hombre de oración; y qué bendición es ser una persona de oración.  Las Escrituras Sagradas, abundan en ejemplos de personas que recibieron de Dios respuestas ordinarias y extraordinarias a sus peticiones; muchas veces con respuestas que superaron sus propias expectativas.

   Una persona que ora es una persona que conoce y cree en la bondad, la gracia, y la misericordia de Dios.  Y su canto en el que bendice el nombre de Dios, es propiamente una oración; pues, ¡cómo no orar, si tiene motivo suficiente para hacerlo! Su canto “Benedictus”, es la evidencia de un hombre que ora no solamente cuando necesita y quiere algo de Dios, sino aun cuando ya tiene lo que deseaba. La ocasión cuando Zacarías hace esta oración cantada, su hijo Juan ya llevaba por lo menos 8 días de nacido; y así, como oraba antes de la noticia que le dio el ángel Gabriel (cf. Lucas 1:19), así oraba lleno de gratitud aun 10 mes después.  Cuando nosotros cantemos a Dios, aunque no sea la letra del “Benedictus”, y así sea un himno de nuestros himnarios o de otra fuente, o algo escrito por nosotros mismos, estemos conscientes de que le estamos orando a Dios de manera poética, musical, y rítmica, y estemos dispuestos a BENDECIR el nombre de Dios con palabras salidas del corazón antes que de nuestros labios.  Estemos dispuestos a decirle de Dios: Benedictus Dominus Deus Israel, o sea: Bendito el Señor Dios de Israel” (Lucas 1:68a).

 

   La segunda disciplina de la fe cristiana en la que es verdaderamente consagrada una persona que bendice a Dios, es:

II.- EL CONOCIMIENTO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS.

   Como ustedes ya se habrán dado cuenta, las personas que están conscientes de su necesidad y responsabilidad de adorar a Dios, también se responsabilizan primeramente en conocer las Sagradas Escrituras.  Quizá una de las razones por la que muchos no son verdaderos ni comprometidos adoradores, es porque no dedican su tiempo al conocimiento de la palabra de Dios.  Por ejemplo, en el “Magnificat” de María, el canto que ella entonó cuando visitó a su prima Elisabet, la esposa de Zacarías, y que cantó después de ver que la sola presencia de Jesús en su vientre causó que Juan en el vientre de su madre reaccionara con sus pataditas, dicho canto, por cierto, más corto que muchos de nuestros estribillos, está lleno de citas de pasajes de las Sagradas Escrituras. Cita Génesis, éxodo, 1 Samuel, Job, muchos salmos, Daniel, y otros libros, con más de una decena de citas; pues cantarle a Dios o cantar acerca de él, requiere tener conocimiento de su naturaleza y palabra de Dios en general.  Cuando María canta su “Magnificat”, no pronuncia palabras de un canto de serenata para su prima, ni fue un canto para una fiesta premamá, prepapá[1] o “baby shower” por los bebés es espera: Juan y Jesús; no fueron esos cantos que dicen muchas cosas, menos una expresión de la palabra de Dios.  Lo mismo ocurre en el “Benedictus”, canto de Zacarías, que está lleno de referencias a textos de las Sagradas Escrituras que existían en aquellos tiempos, el Antiguo Testamento. No estaba organizando un “baby shower”.

  Denle una lectura a Lucas 1:68-79, y vean cómo está lleno de referencias del Antiguo Testamento con el que Zacarías fundamenta su cántico de aquella ocasión especial.  Su hijo Juan había nacido, ¿era momento para componer una canción llena de citas bíblicas?  Su experiencia, nos revela de que sí era el momento.  En solamente 4 de los 12 versículos del canto (pues los otros 8 los dedica a Jesús), dice Zacarías de Juan su hijo: “Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; 77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, para perdón de sus pecados, 78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, 79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz” (Lucas 1:76-79), lo que Zacarías está diciendo, lo dice no por sí mismo sino lleno del Espíritu Santo” (cf. v. 67).

   Sus palabras en esta profecía con respecto de su propio hijo, no era para que alguno de ellos saque beneficio propio alguno, sino para resaltar el servicio a Jesucristo que Juan haría porque dice que aquel niño “irá delante de la presencia del Señor” (v. 77), para múltiples deberes como se ve en los versículos 77 al 79.  En todas estas palabras, se refleja su conocimiento de las Sagradas Escrituras, dispuesto a aplicarlas para su propia familia.  Esto nos enseña que todo aquel que desea ser adorador de Dios, tiene que conocer primero las Sagradas Escrituras.  No esperemos solamente escuchar unos dos o tres minutos de lecturas en nuestros cultos, ni en 50 años de acudir al templo, conoceríamos lo suficiente. Leamos y aprendamos más las Sagradas Escrituras, pues mientras más sepamos la palabra de Dios, no solamente podremos cantar más, sino que podremos aplicar la palabra a nuestra vida no solamente personal sino también a la de nuestra propia familia, pero también para la vida de la iglesia a la que servimos para edificar a nuestros hermanos; pero sobre todo para servir en nombre de Cristo, al mismo Cristo que Juan el Bautista y su padre Zacarías sirvieron.

 

   La tercera disciplina de la fe cristiana en la que es verdaderamente consagrada una persona que bendice a Dios, es:

III.- LA CENTRALIDAD DE DIOS EN SU VIDA.

   Un detalle relevante en su cántico es que Zacarías no tuvo como propósito resaltar algo acerca de su hijo Juan el Bautista.  Si es que lo menciona en el canto, es solamente para resaltar que Juan su hijo es enviado antes del nacimiento del Mesías que sería Jesús, con el fin de presentar a Jesús a la gente el día que fuese bautizado. Así es que el propósito especial del “Benedictus” es exaltar nada menos que a Jesús por ser nada menos que el Hijo de Dios.  Zacarías no se enfoca en alabar a Dios, ni siquiera por haberle devuelto la habilidad de hablar nuevamente, porque ya llevaba más de 9 meses enmudecido por Dios.  El enfoque de su canto inspirado por la llenura del Espíritu Santo, y evidenciando su claro conocimiento del plan de Dios revelado en las Sagradas Escrituras, es proclamar a Jesús, y explicar cómo Jesús es el cumplimiento de la profecía y promesas de Dios.  Es por eso que Zacarías dice: “Benedictus”, o sea, Bendito el Señor Dios de Israel” (Lucas 1:68a).

   En los versículos 68 al 75 que se refiere a Jesús, es muy claro cómo Zacarías cita las Sagradas Escrituras.  Menciona que con el niño que María espera, o sea con Jesús, Dios: “… ha visitado y redimido a su pueblo, 69 Y nos levantó un poderoso Salvador en la casa de David su siervo” (vv. 68-69).  Zacarías, no estaba pensando resaltarse él mismo ni a su hijo Juan, sino a Jesús.  En el canto presenta a Dios como cumplidor de su palabra a través de la historia a favor de su pueblo, enviando a Jesús.  Cita incluso a David, que había vivido unos mil años antes que Zacarías, Eslisabet, María, José, Juan, etc…, pero comprende que lo que Dios prometió a David, ahora lo está cumpliendo en Jesús “un poderoso Salvador”.  Zacarías, no llegaba a esta categoría, ni su hijo lo sería, así que mejor era exaltar a Jesús, aunque en aquel momento no había nacido.  Estaba seguro de que Dios estaba trayendo algo extraordinario al mundo entero en aquel momento de historia que les tocó a ellos vivir.  Es bueno que luego lean los versículos 70 al 75, y descubrir cómo Dios estaba cumpliendo su palabra en Jesús, y valía la pena resaltarlo, como hasta el día de hoy.

   Nosotros también deberíamos resaltar siempre a Jesucristo en todo.  El apóstol Pablo es un ejemplo de esto cuando escribe a los Corintios.  Él les escribió: me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado” (1 Corintios 2:2).  Aprendamos más acerca del Jesucristo Hijo de Dios, y que esta temporada de adviento y de navidad, que Jesús sea el personaje principal en nuestras vidas.  Bendito (o Benedictus) el Señor Dios de Israel” (Lucas 1:68a).

 

   CONCLUSIÓN: En resumen, amados hermanos, seamos personas consagradas a la oración, conocedores de las Sagradas Escrituras, y exaltemos a Dios y a su Hijo Jesucristo, en vez de resaltarnos nosotros mismos.  Dios les bendiga mis amados hermanos.

 

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[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Fiesta_de_nacimiento

diegoteh

diegoteh.org

El Pbro. Diego Teh Reyes, es Licenciado en Teología y Servicio Social; Maestro en Estudios Teológicos; y Doctorante en Ministerio; y actualmente es Ministro de la Palabra y los Sacramentos como pastor de la Iglesia Nacional Presbiteriana de México "PENIEL", de la ciudad de Mérida, Yucatán.

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