TIMOTEO, JOVEN ORDENADO PASTOR DE BUEN EJEMPLO.
Hechos 16:1-5.
1 Timoteo 4:12-16.
“Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2 y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3 Quiso Pablo que este fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego. 4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 5 Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día” (Hechos 16:1-5).
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13 Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14 No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 15 Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16 Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (1 Timoteo 4:12-16).
INTRODUCCIÓN: No sabemos cuándo Timoteo fue ordenado pastor. Solo contamos con la historia en Hechos 16 de cómo es que fue conocido por el apóstol Pablo en la ciudad de Listra, y que primero se lo llevó a uno de sus viajes misioneros en el que el apóstol andaba entregando a cada iglesia ya establecida, las ordenanzas acordadas por los apóstoles que estaban en Jerusalén, y así confirmaban a las iglesias si estaban o no en la verdadera fe necesaria en Jesucristo. Es hasta que el apóstol Pablo le escribe su primera epístola porque obviamente ya no estaban andando y trabajando juntos de iglesia en iglesia viajando por diversas ciudades del imperio romano, sino que para ese entonces, Timoteo se encontraba pastoreando la iglesia de Éfeso, y es así como sabemos que ya fue ordenado pastor, pues, San Pablo en la primer epístola que le envió, le dice: “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio” (1 Timoteo 4:14). El presbiterio, era un cuerpo colegiado de presbíteros o ancianos que en el nombre de nuestro Señor Jesucristo le delegó este oficio de ser pastor. Quizá fueron los presbíteros o ancianos de la iglesia de Éfeso, o de la misma ciudad e iglesia de Listra donde antes vivía. Bueno, pero el detalle es que llegó el momento que no era simplemente aquel “discípulo llamado Timoteo” (cf. Hechos 16:1). sino que ya era el joven pastor Timoteo.
A veces, cuando uno es joven y uno está pasando por algún momento de inmadurez, se puede observar en la conducta que uno demuestra, y que puede rebajar nuestra buena conducta o buen testimonio si ya se ha comenzado uno a formar en la fe cristiana. La verdad es que a veces, aun cuando uno ya fue ordenado pastor, todavía se puede observar que a uno le falta la madurez propia del oficio que uno está desempeñando. Por eso, el apóstol Pablo le escribe a Timoteo diciéndole: “Ninguno tenga en poco tu juventud”, pero estoy seguro que Pablo l le hace esta recomendación a Timoteo no porque este joven pastor fuese inmaduro en sus procederes, sino por causa de la gente que siempre tiene una mala expectativa de lo que espera ver en un joven pues, muchos adultos, pero no todos, no le tienen confianza a los que todavía son jóvenes, sino que menosprecian de ellos cualquier cosa que pudieran hacer solamente porque son jóvenes. Pero, el enfoque de este mensaje no es inducirnos a pensar en quiénes son los pastores jóvenes que conocemos, sino decirles a todos, que los jóvenes ya sea que vayan a ser pastores, o que sirvan en cualquier ministerio en esta iglesia donde nos congregamos, y que habiendo venido a la fe del evangelio pueden ser ejemplares en la vida cristiana igualmente que cualquier persona adulta y con experiencia de vivencia en la conducta del evangelio.
De manera muy particular lo que voy a predicarles en este momento, basado solamente en el versículo 12 de nuestra lectura de 1 Timoteo 4:12-16, es que: Los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos en diversas áreas en las que la gente observa cómo vivimos lo que creemos. / ¿Cuáles son las diversas áreas en las que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos? / Basado en 1 Timoteo 4:12, les voy a explicar las 6 áreas indicadas por el apóstol Pablo, tomando en cuenta que en realidad estas 6 áreas no son las únicas, sino solamente una pequeña lista para animar a considerar la responsabilidad de ser un buen ejemplo para los demás.
La primera área en la que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos es:
I.- EN LAS PALABRAS QUE HABLAMOS.
Lo primero que según el versículo 12 dice el apóstol Pablo en su instrucción a Timoteo, es que: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra”; es decir, las palabras que hablamos son escuchadas y calificadas desde el punto de vista de los que nos oyen. Si los que nos oyen son otros creyentes como nosotros y que han aprendido por la palabra de Dios cómo debe platicar uno que es creyente sea adulto o sea joven, o aun si todavía se es un niño, ellos teniendo el santo conocimiento de lo que enseña las Sagradas Escrituras, así esperan que aprendamos a usar un vocabulario digno de un creyente en Jesucristo. Si los que nos oyen son no creyentes, y que desconocen el estándar indicado por la palabra de Dios, a ellos no les interesa como hablemos, sin embargo, se van a dar cuenta de que no estamos siguiendo con la buena práctica que es bien conocida de los creyentes.
Por ejemplo, el apóstol Pablo enseñó a los creyentes de Efeso, y esto es para todas las edades, que: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes” (Efesios 4:30); y a los Colosenses también les enseñó que: “Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Colosenses 4:6). Estas son solamente dos instrucciones de las que podemos tomar nota para que nuestra manera de hablar, y el vocabulario que usamos cuando hablamos. No tienes que ser pastor para tener que tomar en cuenta estas instrucciones, sino que es un deber de uno que es creyente en Jesucristo, e incluso, y en realidad, lo debe ser hasta del que no es cristiano, pues, se trata también de una manera educada y un buen modal en la forma de hablar; pero, cuán apreciable es de los labios de un creyente adulto o joven, hablar sin palabras corrompidas, groseras, ofensivas, etc…, y que lo que digamos sea edificante para los demás, y que sea agradable o “con gracia” para los que nos oyen en nuestras conversaciones. También para el cumplimiento de las cosas en las que nos comprometemos, dice, por ejemplo, el apóstol Santiago: “que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación” (Santiago 5:12). El joven que toma en cuenta estas cosas va a poder ser un buen ejemplo tanto para creyentes como para los que no lo son, y es lo que Dios espera no solamente de los pastores como Timoteo, sino de todo creyente, especialmente en el creyente joven.
La segunda área en la que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos es:
II.- EN LA CONDUCTA QUE MOSTRAMOS.
Nuestro versículo 12 no solamente dice que: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra”, sino que en el sentido y con la conexión que tiene con la primera frase de este versículo, también dice que; “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en […] conducta” (1 Timoteo 4:12). En una sencilla consulta en otras versiones como la DHH, y la NTV comprendemos un poco más a qué se refiere este asunto de la conducta. Según la DHH se trata de tu “modo de… portarte”; y según la NTV se trata de: “en la forma en que vives”, y según la TLA se trata de “cómo vives”.
Con estas palabras podemos concluir que los modos de portarse podrían ser dos: Bien o Mal; y en cuanto a la forma en que uno vive podría considerarse como piadosa o impía, o sea, o haciendo lo que es bueno, o haciendo lo que es malo sin preocuparte de que estás actuando mal. En este caso, uno deja de ser ejemplo, y de esta manera ni está uno bien con Dios, ni tampoco con nuestra propia vida personal, y tampoco con un buen testimonio delante de los que nos ven. No permitas que por ser joven, tu conducta sea no ejemplar, no dejes que tu conducta sea un mal testimonio para los que te ven hacer lo indebido. Es verdad que quizá eso no le incumbe a otras personas sino solamente a ti, sin embargo, tu conducta también es vista y reprobada por Dios. Particularmente en el caso de la historia de los reyes de Israel y Judá, podemos observar como fue evaluada la conducta de ellos. De algunos se dice que hicieron primero lo bueno y luego lo malo (esto es lamentable), de otros se dice que hicieron primero lo malo y luego lo bueno (esto es más o menos bueno); de algunos se dice que hicieron solo malo (qué pena); y de otros pocos se dice que hicieron solo lo bueno (qué bueno si así fuera la historia de nuestra conducta, o más bien de la tuya).
La tercera área en la que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos es:
III.- EN EL AMOR QUE OFRECEMOS.
Siguiendo el mismo esquema de la conexión que la primera frase del versículo 12 tiene con la lista de áreas en las que le recordaban a Timoteo que debería no descuidar el ser ejemplo para los demás, el texto dice que: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en […] amor” (1 Timoteo 4:12). ¿Por qué los creyentes necesitan vernos como ejemplos de amor? Bueno, pero, no solamente los creyentes, sino también los no creyentes necesitan vernos como ejemplos de amor. Jesús, en su último largo discurso de despedida que presentó a sus discípulos la noche en la que celebró su última cena de pascua con sus discípulos, les dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (Juan 13:34). Este amor mandado por Jesús no fue un mandamiento sin propósito, sino que dentro de los diversos propósitos que tiene el amarse “unos a otros” entre discípulos, también se los dejó bien claro Jesús diciéndoles: “35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35).
Aunque Timoteo era un pastor, San Pablo no apela a timoteo como pastor sino a su juventud; por eso, le ha dicho antes: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo…”. Timoteo tiene que demostrar amor a sus compañeros discípulos, indiscutiblemente porque es pastor, pero también porque siendo un joven de Cristo, puede hacerlo para ejemplo de los demás creyentes o hermanos en la fe. No se trata de cualquier amor; no se trata de un amor romántico como el que una joven siente por su príncipe azul, ni por el que un joven enamorado siente por la chica de sus sueños, sino que en palabra de Jesús se trata del amor de Dios que uno ha recibido en su propia vida. En una oración en la que Jesús hablaba a su Padre celestial con respecto del amor que sus discípulos deberían tener presente en su trato con los demás discípulos, era precisamente el amor de Dios que estaba ya depositado en ellos. Jesús le informa a su Padre que les había dado a conocer el amor del Padre “para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos” (Juan 17:26c-e). El amor del Padre con el que había amado a su Hijo, y que Jesús quería que también esté en sus discípulos consistía, para comenzar, en saber que “desde antes de la fundación del mundo” el Padre había tenido amor por ellos habiéndoles escogido para ser sus discípulos, así como sus elegidos para salvación eterna (cf. Juan 17:24, ant, y ss).
Así que, nuestro trato con otros creyentes que nos rodean en la iglesia, y en el mundo en el que vivimos debe ser siempre una expresión de cómo Dios el Padre nos ha amado inmerecidamente desde la eternidad sabiendo Él que éramos nada menos que unos viles pecadores; y en nuestro caso, todavía aún más, el Padre Celestial nos amó nada menos que por medio de su propio Hijo Jesús cuando estuvo aquí en la tierra para dar su vida por los pecadores que fuimos elegidos por su Padre; y ese amor perdurar hasta el presente. Es este amor que Jesús quiere que esté en nosotros, y que Pablo esperaba ver en su discípulo y joven pastor Timoteo, y que también se espera ver en cada joven de la actualidad que profesa ser creyente en Jesucristo.
La cuarta área en la que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos es:
IV.- EN EL ESPÍRITU QUE MANIFESTAMOS.
Ahora, para tener claro el cuarto objetivo que el apóstol Pablo quería recordarle a Timoteo que no debería descuidar sino tomarlo en cuenta, observemos que, con la primera frase de nuestro versículo12, y con la palabra que sigue en la lista de elementos ejemplares que se debería tener, leemos que: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en […] espíritu” (1 Timoteo 4:12). ¿A qué se refiere el apóstol Pablo cuando dice que el joven debe ser “ejemplo… en… espíritu”?
Jesús utiliza la palabra “espíritu” para referirse a la calidad de adoración que un ser humano debe brindarle a Dios, como cuando le dijo a la mujer samaritana que: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:23-24). En este contexto se trata más bien de que cuando uno se proponga adorar a Dios, uno lo haga no con desgano, no por obligación, ni solamente de labios o de dientes para afuera, sino desde lo más profundo del corazón, pero con toda la intensidad posible. Voy a tener que citar las palabras del mismo San Pablo en el que él utiliza la palabra “espíritu” no en el contexto de adoración, sino en el contexto de servicio, cuando les dijo a los romanos que una característica que deberían tener o demostrar es el ser “fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11b); es decir, que cualquiera que sea la acción que hagamos al servir a alguien, consideremos dicho servicio no como un mero servicio destinado a un ser humano, sino como si lo estuviésemos haciendo para el Señor Jesús; pero, lo que quiero resaltar más es que cuando prestemos algún servicio sabiendo que el Señor Jesús lo considera como si a él lo estuviésemos haciendo, que lo hagamos: “fervientes en espíritu”; esto quiere decir: “con entusiasmo” (NTV, PDT), “con mucho entusiasmo” (TLA), “con el fervor que da el Espíritu” (NVI).
En otras palabras, ser “ejemplo… en… espíritu”, significa que siempre que haya que hacer algo para la causa de Jesús, seamos ejemplares de hacerlo no con desgano, sino que nuestra actitud motive a otros a hacerlo igualmente con entusiasmo. La juventud cuenta con la fortaleza física y espiritual para dar este buen ejemplo.
La quinta área en la que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos es:
V.- EN LA FE QUE PROFESAMOS.
Ahora, para enfatizar la quinta área, notemos que el texto de San Pablo a Timoteo dice que: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en […] fe” (1 Timoteo 4:12). Haber dado el primer paso de fe al creer en Jesucristo es esencial pero no es toda la fe que uno necesita. Para cada momento y circunstancia de la vida se necesita siempre utilizar la divina fe que uno ya posee, pero a veces uno necesitará un poco o hasta quizá mucha más fe que la que se tiene en ese momento. No solamente un pastor necesita fe para el desempeño del oficio cristiano que le ha sido encomendado, sino que realmente todo cristiano lo necesita. Y como este mensaje, igual que toda la serie de mensajes acerca de jóvenes comprometidos con la voluntad de Dios, va dirigida precisamente a ustedes los jóvenes de Cristo que se congregan en esta iglesia, sepan también que ustedes deben ser “ejemplo…en… fe”.
Cada persona en esta vida, e igualmente cada creyente en esta vida, sea niño, adolescente, joven, o adulto, nos va a tocar vivir diferentes circunstancias que va a requerir que no solamente sepamos que hemos creído en Jesús, sino que hagamos un mayor uso de nuestra fe. En Hebreos 11 se nos explica cómo se vive con fe ante las circunstancias de la vida, que también te puede tocar desde ahora que eres joven. Voy a citarles esta epístola a los hebreos según al TLA. Cuando algún familiar está en peligro de muerte o aun si ya ha muerto, se nos dice que “Algunas mujeres confiaron en Dios, y por eso Dios hizo que sus familiares muertos volvieran a vivir” (Hebreos 11:35a). De los que cayeron injustamente en la cárcel dice que: “Algunos confiaron tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad” (Hebreos 11:35b). De los que fueron amenazados y sentenciados a muerte, dice que: “dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían mucho mejor” (Hebreos 11:35c). De otras personas, se nos dice que por su fe en Jesucristo: “Mucha gente se burló de ellos y los maltrató, y hasta los metió en la cárcel. 37 A otros los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados” (Hebreos 11:36-37).
Muchas veces estimados jóvenes la fe que nos va a ser necesaria tener, no será un recurso para evitar que nos ocurra algo que es malo, sino que la fe que podemos necesitar para ser ejemplo para los demás, se hace notoria cuando soportamos incluso las maldades de este mundo. Creyentes y no creyentes deben conocernos con una fe que sirve no solamente para la salvación eterna, sino también para enfrentar aun las grandes adversidades de este mundo malvado.
La sexta área en la que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos es:
VI.- EN LA PUREZA QUE EXPERIMENTAMOS.
Y ya para finalizar, notemos que las palabras que San Pablo apóstol le indica a Timoteo es que: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en […] pureza” (1 Timoteo 4:12). Pureza, significa no estar contaminado con nada. En ese contexto, recordamos la precaución de Daniel, Ananías, Misael, y Azarías que no quisieron contaminarse con la comida del rey de Babilonia, porque seguramente supieron que entre lo que aquel hombre comía se encontraban los animales no limpios o impuros que la ley de Moisés (o más bien, de Dios) les prohibía que comiesen. El obedecer a Dios en este aspecto, era una manera de mantenerse en pureza. Pero, también había otra pureza de tipo ceremonial que consistía en que si alguien había cometido alguna falta en contra de Dios, tenía que ofrecerle un sacrificio del cual sería esta persona rociada con la sangre de aquel sacrificio, y así se consideraba aquella persona ya perdonada y santificada, recuperando su anterior pureza. Igual, para aquellos que aun siendo lícito dentro del matrimonio tenían relación sexual durante el día será considerado impuro hasta que se de un buen baño, y espere que entre la noche, digamos que hasta que de las seis de la tarde. Con más razón si aquella persona tenía que participar de algo sagrado o de alguna ceremonia religiosa al día siguiente, necesitaba sin falta desde el día anterior darse un buen baño para ser considerado como santificado o puro; de otra manera, no se encontraba en pureza; y si en el acto cometía adulterio, tal persona debería morir apedreado. Era una falta considerada de mucha gravedad, de tal manera que no había más santificación para quien lo comete, no había posibilidad de recuperar su pureza.
En el Nuevo Testamento, la impureza era similar, pues si alguien por ejemplo comía de las carnes que en las culturas griegas después de haber sido sacrificadas en honor a sus dioses o diosas y luego eran vendidas al público para comer, era comido por alguien que se profesa creyente en Jesucristo, tal creyente habría caído en impureza. Sin embargo, la impureza de la que se previene a los creyentes también tiene que ver con la impureza sexual, para la cual se amonesta a no caer en fornicación, o sea, en cualquier acto sexual fuera del matrimonio; siendo en este caso, que el joven soltero caería en impureza si tuviese alguna relación sexual con quien sea que obviamente no sería su cónyuge, e igualmente el casado caería en impureza, si tuviese alguna relación sexual fuera de su matrimonio. Es también en este aspecto que el joven creyente en Jesucristo como lo era Timoteo, y como los son cada uno de ustedes los jóvenes creyentes en Jesucristo en la actualidad, deben también ser ejemplo para los demás. Si van a ser novios, sean también “ejemplo…en… pureza”. No hay novios con derecho y que luego resulten con pureza; serían luego unos impuros delante de Dios. Si usted se ha unido en santo matrimonio, igual, sea también “ejemplo…en… pureza”. No hay adúltero que pueda ostentarse puro delante de Dios.
CONCLUSIÓN: De esta manera concluyo con la explicación de estas seis áreas en las que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que también ustedes los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos. Para concluir, solamente quiero que escuchen con atención qué palabras utiliza la TLA para parafrasear el mismo versículo 12, y que quizá de haberlo leído antes no era necesario que yo les predicara todo lo anterior; pues, es muy claro lo que significa esta petición de Pablo a Timoteo y que como venía explicándoles son áreas en las que la gente observa cómo vivimos lo que creemos, y en las que los jóvenes creyentes en Cristo deben ser buenos ejemplos. Dice la TLA: “No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios” (1 Timoteo 4:12). Efectivamente se trata de que todo joven creyente como cada uno de ustedes, sea ejemplo, en todas estas cosas, porque tu vida ejemplar, puede ser imitada por otros para tener un mejor carácter y una mejor relación espiritual con Dios; no sea que por tu mal ejemplo vayan también a imitar lo malo que haces.
Que Dios ponga en el corazón de cada joven aquí presente, el deseo y la convicción de que es una necesidad el ser buen ejemplo para todos los que nos ven, haciéndoles ver que sí vivimos lo que creemos, y que por lo tanto desde que somos creyentes en Jesucristo, vivimos para él y para la gloria de Dios. Que Dios bendiga a todos los jóvenes de esta iglesia, y que no se olviden de ser siempre buenos ejemplos para los demás.
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